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Llamadas Oportunas
La Única Paz de Mente
EL ANTIGUO ARBOL GENEALÓGICO DE LA FAMILIA
LOS PADRES PREFIRIERON EL ENGAÑO,
SUS HIJOS RECIBEN GRACIA
MEDITACIÓN PARA LA ORACIÓN DE APERTURA
Voy a leer del libro El Discurso Maestro de Jesucristo, comenzando en la página 111, último párrafo.
D.M.J., pp. 111-112 - “Jesús … deseó fervorosamente que la muchedumbre apreciarse la misericordia y bondad de Dios. Como ilustración de su necesidad y de la voluntad de Dios, para dar, les presentó el caso de un niño hambriento que pide pan a su padre carnal. ‘¿Qué hombre hay de vosotros -dijo-, que si su hijo le pide pan, le dará una, piedra?’. Apela a la afección tierna y, natural de un padre para con su hijo, y luego dice: ‘Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos, dará buenas cosas a los que le pidan?’ Ningún hombre con corazón de padre abandonaría a su hijo que; tuviera hambre y le pidiese pan. ¿Lo creerían capaz de burlarse de su hijo, de atormentarlo con promesas, para luego defraudar sus esperanzas? … ¿Nos atreveremos a deshonrar a Dios imaginando que no responderá a las súplicas de sus hijos?
“… El Espíritu Santo, su representante, es la mayor de todas sus dádivas. Todas las ‘buenas dádivas’ quedan abarcadas en ésta. El Creador mismo no puede darnos cosa alguna que sea mejor ni mayor …”
Si nosotros no creemos lo que Dios nos dice, si no creemos lo que El dice de El, entonces lo estamos deshonrando, El está muy ansioso de darnos buenas dádivas, pero si solamente las queremos. El está particularmente ansioso de darnos el más grande don – El don del Espíritu Santo. Naturalmente, con este don todas las otras dádivas son dadas. Este fue el don que Salomón pidió, y con éste les fueron dadas liberalmente todos los otros dones. Nosotros igualmente oraremos por este gran don. Esto es lo que Dios nos quiere dar si sólo, sincera y honestamente prometemos positivamente usar el don en la manera que El quiere que lo usemos.
Copyright, 1953
Todos los derechos reservados
V.T. HOUTEFF
Vol. 1, N° 31 2
EL ANTIGUO ARBOL GENEALÓGICO DE LA FAMILIA
TEXTO DE LA ALOCUCIÓN POR V. T. HOUTEFF
MINISTRO DE LOS DAVIDIANOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA
EL SÁBADO, 8 DE MARZO DE 1947
CAPILLA DEL MONTE CARMELO
WACO, TEXAS
Volvamos al undécimo capítulo de Isaías, y comencemos nuestro estudio con el primer versículo.
Isaías 11:1 – “Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces”.
Aquí tenemos un árbol genealógico de familia en que están representadas tres personas. No se dice en el versículo a quien está representando la vara; no dice a quién representa el Vástago; pero dice que el tronco es Isaí, el padre del rey David. Entonces la vara que salió del tronco, no puede ser otro que el hijo de Isaí – David, el rey del antiguo Israel. Los siguientes versículos explican que el Vástago es el Señor Mismo. Está claro entonces que este árbol genealógico de la familia representa a Isaí, David y Cristo.
Los versículos restantes del capítulo son concernientes a Cristo, Su obra, y Su reino.
Isaías 11:2 – “Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová”.
Sobre este don – el don del Espíritu – todas las cosas
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están concentradas.
Isaías 11:3, 4 – “Y le hará entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío”.
Estoy seguro, que estos versículos, no necesitan ningún comentario excepto la mención que se hace de “la vara de Su boca” y “el espíritu de Sus labios” que significan la Palabra de Dios, Su Verdad. Esta misma Verdad que esta tarde estamos escuchando, por un lado matará a todos aquellos que la rechacen y sean desobedientes, y por otro lado salvará a todos los que la escuchen y cumplan con todos sus requerimientos. Tanto una consecuencia como la otra son naturales. Por ejemplo, la predicación del evangelio de Cristo ¿no salvó a los Apóstoles, y al mismo tiempo ocasionó que Judas se suicidara? ¿y no salvó a los discípulos, pero destruyó a todos los incrédulos de Jerusalén en el año 70 d.C.?
En el reino aquí predicho, no solamente los hombres estarán en paz con los hombres, sino también con los animales, así como los animales van a estar en paz con los animales. La razón dada para esta paz tan perfecta es porque la tierra, estará llena del conocimiento de Dios. Conocimiento es lo que necesitamos y nosotros ¿retrocederemos ahora cuando ésta es gratuitamente traída a nuestras puertas?
Tan pronto como el pueblo de Dios obtenga este conocimiento del Señor pronto el reino será establecido. Así que mientras estamos aprendiendo de Dios y de Su sabiduría,
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nosotros estamos al mismo tiempo trayendo paz a la tierra. Está claro entonces que aquellos que no tengan ningún conocimiento del Señor no pueden ser ciudadanos de Su reino. Por consiguiente, ya podemos comprender cuán esencial es que estudiemos y sepamos por nosotros mismos lo que es la verdad y estemos fundados en nuestra propia experiencia personal y no en la experiencia de otros.
Isaías 11:10 – “Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón a los pueblos, será buscada por las gentes; y su habitación será gloriosa”.
Así que en el día del Vástago (en el período Cristiano), cuando esté completo el árbol genealógico de esta familia, entonces será cuando el reino de paz (la iglesia purificada) brotará, por decirlo así, de la tierra, la cual estará entonces puesta por pendón a los pueblos, y será buscada de los Gentiles para salvación. Claramente entonces, este antiguo árbol genealógico, reino, será establecido durante el tiempo de prueba. Además, el lugar donde tiene que estar (descansar) será glorioso. Debe tener su propia ubicación y sus propios límites. Esto es para reunir al pueblo, el arca de hoy, como lo fue el arca de Noé en los días de Noé. Con esto somos traídos otra vez a la misma verdad que enseñan Isaías en el capítulo 2 y Miqueas en el capítulo cuatro.
Isaías 11:11, 12 – “Asimismo acontecerá en aquel tiempo, que Jehová alzará otra vez su mano para recobrar el remanente de su pueblo que aún quede en Asiria, Egipto, Patros, Etiopía, Elam, Sinar y Hamat, y en las costas del mar. Y levantará pendón a las naciones y juntará los desterrados de Israel, y reunirá los esparcidos de Judá de los cuatro confines
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de la tierra”.
El Señor tiene que recoger Su remanente (los escapados) en el día que Su reino se establezca; esto es, el reino se establece, entonces los que fueron dejados de los Gentiles, aquellos que sigan el pendón, el Señor los recoge a ellos. La Inspiración declara que esta segunda asamblea de Su pueblo tiene que ser juntada de los cuatro confines de la tierra. La primera fue traída como sabemos únicamente de Egipto.
Isaías 11:13-15 – “Y se disipará la envidia de Efraín, y los enemigos de Judá serán destruidos. Efraín no tendrá envidia de Judá, ni Judá afligirá a Efraín; sino que volarán sobre los hombros de los filisteos al occidente, saquearán también a los de oriente; Edom y Moab les servirán, y los hijos de Amón los obedecerán. Y secará Jehová la lengua del mar de Egipto; y levantará su mano con el poder de su espíritu sobre el río, y lo herirá en sus siete brazos, y hará que pasen por él con sandalias”.
Ambos reinos, Israel (algunas veces llamado casa de Efraín) y Judá, tienen que ser restaurados y unidos en el antitipo. Ellos nunca otra vez tendrán envidia ni se afligirán uno al otro. Y a través de Ezequiel el Señor nos manda:
“Diles: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo tomo el palo de José que está en la mano de Efraín, y a las tribus de Israel sus compañeros, y los pondré con el palo de Judá, y los haré un solo palo, y serán uno en Mi mano. Y los palos sobre que escribas estarán en tu mano delante de sus ojos, y les dirás:
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Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo tomo a los hijos de Israel de entre las naciones a las cuales fueron, y los recogeré de todas las partes, y los traeré a su tierra; y los haré una nación en la tierra, en los montes de Israel; y un rey será a todos ellos por rey; y nunca más serán dos naciones, ni nunca más serán divididos en dos reinos. Ni se contaminarán ya más con sus ídolos, con sus abominaciones, y con todas sus rebeliones; y los salvaré de todas sus rebeliones con las cuales pecaron, y los limpiaré; y me serán por pueblo, y yo a ellos por Dios”. Ezequiel 37:19-23.
Así que “… en los días de estos reyes, el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre, de la manera que viste que del monte fue cortada un piedra, no con mano, la cual desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir; y el sueño es verdadero, y fiel su interpretación”. Daniel 2:44, 45.
Si el reino destruye todos estos reinos, entonces éste debe ser establecido antes de que estos reinos sean destruidos. La piedra que es cortada del “monte” en los días de estos reyes es hecha un gran monte, el reino, que llenó toda la tierra (Daniel 2:35, 45).
En los días de Moisés el Señor hirió solamente una corriente, el Mar Rojo, y una nación, Egipto. Pero ahora el
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Señor promete herir todas las corrientes (las “siete”) y hacer que su pueblo vaya a su tierra sin siquiera mojarse los pies. Aunque hoy como en el día de Moisés, tal cosa parece imposible, es tan cierto que así como Dios lo hizo entonces posible. El lo hará de igual manera posible también ahora. La batalla es de Dios, nosotros no tenemos que hacer otra cosa que obedecer su voz. Este es nuestro único deber Hermano, Hermana.
Aquí no hay una sencilla verdad Bíblica que ésta, y que no hay verdad tan importante para este tiempo, como es esta verdad. Es por esta misma razón que ésta salva o destruye – para aceptarla todos tus pecados tienen que ser borrados, rechazarla es el pecado al Espíritu Santo. “Si oyeres hoy su voz, no endurezcáis vuestro [corazón]” que es el consejo de Dios para ti, para mi. Tú muy bien sabes ahora que esta verdad es irrefutable. Prueba y ve por ti mismo.
Isaías 11:16 – “Y habrá camino para el remanente de su pueblo, el que quedó en Asiria, de la manera que lo hubo para Israel el día que subió de la tierra de Egipto”.
Después que el Cordero y los primeros frutos se establezcan en el Monte de Sion, entonces habrá camino abierto para los segundos frutos, para los que estén todavía en “Asiria”. En otras palabras, todos los obstáculos serán removidos. No nos dejará nuestra fe, ni nuestra esperanza será en vano, porque el Señor no ha desamparado la tierra. El que gobierna y dirige las estrellas en su giro con seguridad, es capaz de guiarnos a nosotros salvos y seguros a nuestra propia tierra. Sin duda, así como ninguna de las estrellas faltará en su curso, ninguna de las promesas de Dios dejará de cumplirse. No permitáis que ninguno trate de engañarnos en este respecto. Estudia versículo por versículo, palabra por palabra, lee, detente y piensa,
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no te apresures en pasar por esta positiva, y más urgente verdad, porque como fue en los días del diluvio será ahora, dice el Señor (Mateo 24:37). Los primogénitos (los primeros frutos) quienes fallaron en pintar los postes de las puertas con sangre del sacrificio en el primer éxodo, el tipo, perecieron. Así algunos de los primeros frutos de hoy que fallen en cumplir con las demandas del mensaje para hoy, ciertamente perecerán con las armas destructoras de los ángeles. (Ezequiel 9:5-6).
Isaías 12:1-3 – “En aquel día dirás: Cantaré a ti, oh Jehová; pues aunque te enojaste contra mí, tu indignación se apartó, y me has consolado. He aquí Dios es salvación mía; me aseguraré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es JAH Jehová, quien ha sido salvación para mí. Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación”.
“En aquel día” esto es, el día que Su pueblo sea juntado de todos los confines de la tierra, en aquel día, todos le alabarán, porque verán que Su enojo se ha apartado de ellos. Sabrán que El es su salvación, su temor, y su fortaleza. Así que con gran gozo beberán en las fuentes de la salvación de las verdades de la Biblia.
Isaías 12:4 – “Y diréis en aquel día: Cantad a Jehová, aclamad su nombre, haced célebres en los pueblos sus obras, recordad que su nombre es engrandecido.
“En aquel día” en el tiempo de la reunión, ellos se alentarán el uno al otro para alabar al Señor, para aclamar su nombre, y hacer célebres sus obras en los pueblos. Ellos con sinceridad y con conocimiento harán la real y provechosa obra misionera.
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Isaías 12:5, 6 – “Cantad salmos a Jehová, porque ha hecho cosas magníficas; sea sabido esto por toda la tierra. Regocíjate y canta, oh moradora de Sion; porque grande es en medio de ti el Santo de Israel”.
Tú ciertamente no dejarás que nada estorbe o ahogue tu voz, ahora que Dios manda a cantar y a regocijarte.
“He aquí que para justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio. Y será aquel varón como escondedero contra el viento, y como refugio contra el turbión; como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa”. Isaías 32:1, 2.
No, esto no es lo que la popular teología enseña, pero tu admites que esto es lo que la Biblia enseña, y que debemos creer esto en lugar que los hombres.
Hasta ahora la fe en las promesas de Dios no nos han fallado y ¿porqué El nos fallará ahora? – Nunca. La fe mezclada con las obras traerá cada cosa a tu tiempo. Los adversarios de la verdad fallarán, pero la verdad triunfará y los fieles con ella.
“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos. Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.
“Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella. Por la fe Enoc fue
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traspuesto para no ver muerte; y no fue hallado, porque lo traspuso Dios. Y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios. Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.
“Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a donde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.
“Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aún fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido. Por lo cual también, de uno, y ése ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla de la mar. Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran peregrinos y peregrinos sobre la tierra. Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se
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avergüenza de llamarse Dios de ellos: porque les ha preparado una ciudad.
“Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, habiéndosele dicho: en Isaac te será llamada descendencia; pensando que Dios es poderoso para levantar aún de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir. Por la fe bendijo Isaac a Jacob y a Esaú respecto a cosas venideras. Por la fe Jacob, al morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyado sobre el extremo de su bordón. Por la fe José, al morir, mencionó la salida de los hijos de Israel, y dio mandamiento acerca de sus huesos.
“Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey. Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales de pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón. Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible. Por la fe celebró la pascua y la aspersión de la sangre, para que el que destruía a los primogénitos no los tocase a ellos.
“Por la fe pasaron el Mar Rojo como por tierra seca; e intentando los egipcios hacer lo mismo, fueron ahogados. Por la fe cayeron los muros de Jericó después de rodearlos siete días. Por la fe Rahab la
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ramera no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz.
“¿Y qué más digo? porque el tiempo me faltará contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, de Samuel, y de los profetas; que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerza de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros.
“Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección. Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra.
“Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros”. Hebreos 11:1-40.
Ahora mientras el registro eterno se está haciendo ¿no harás que tu nombre esté escrito entre los grandes héroes de Dios? ¿cómo puedes permitirte esta perdida eterna en esta última hora?
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LOS PADRES PREFIRIERON EL ENGAÑO,
SUS HIJOS RECIBEN GRACIA
TEXTO DE LA ALOCUCIÓN POR V. T. HOUTEFF
MINISTRO DE LOS DAVIDIANOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA
EL SÁBADO, 15 DE MARZO DE 1947
CAPILLA DEL MONTE CARMELO
WACO, TEXAS
Estudiemos esta tarde el capítulo treinta de Isaías comenzando con el primer versículo.
Aquí, como en los otros capítulos de las profecías de Isaías, notarán que una parte del capítulo (en este caso los primeros 17 versículos) hablan de los pecados del antiguo Israel, los padres de Israel Antitípico, y de la caída de su poder. Pero el resto del capítulo trata del Israel de los últimos días, los días en que Israel Antitípico es otra vez elevado al poder. Consideremos ahora
Isaías 30:1, 2 – “¡Ay de los hijos que se apartan, dice Jehová, para tomar consejo, y no de mí; para cobijarse con cubierta, y no de mi Espíritu, añadiendo pecado a pecado! Que se apartan para descender a Egipto, y no han preguntado mi boca; para fortalecerse con la fuerza de Faraón, y poner su esperanza en la sombra de Egipto”.
Evidentemente el pueblo de Dios en esos días fue culpable de estos pecados. En vez de confiar en Dios para librarse de sus enemigos, ellos se confiaron en Faraón. ¡Que débil soporte para sostenerse! Como resultado de esto claramente les fue dicho que:
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Isaías 30:3-7 – “Pero la fuerza de Faraón se os cambiará en vergüenza, y el amparo en la sombra de Egipto en confusión. Cuando estén sus príncipes en Zoán, y sus embajadores lleguen a Hanes, todos se avergonzarán todos del pueblo que no les aprovecha, ni los socorre, ni les trae provecho; antes les será para vergüenza, y aun para oprobio. Profecía sobre las tierras del Neguev: Por tierra de tribulación y de angustia, de donde salen la leona y el león, la víbora y la serpiente que vuela, llevan sobre lomos de asnos sus riquezas, y sus tesoros sobre jorobas de camellos, a un pueblo que no les será de provecho. Ciertamente Egipto en vano e inútilmente dará ayuda; por tanto yo le dí voces, que su fortaleza sería estarse quietos”.
Como saben esto es lo que exactamente aconteció al pueblo antiguo de Dios. ¡Cuanto mejor es estarse en quietud esperando en la ayuda del Señor cuando nos encontramos desamparados, que el solicitar ayuda de los enemigos de Dios!
Isaías 30:8 – “Ve pues ahora, y escribe esta visión en una tabla delante de ellos, y regístrala en un libro, para que quede hasta el día postrero, eternamente y para siempre”.
Verdad es que ellos mataron a los profetas por advertirlos de sus pecados, pero Dios decretó que los escritos de los profetas permanecieran intactos para que fueran una lección objetiva a las generaciones venideras que tenían que seguir después de ellos. Hoy día, el pueblo de Dios no tendría ninguna excusa si repitiera los mismos errores que los antepasados cometieron. Si ellos repiten los pecados a aquellos que los antecedieron, esta culpa traería sobre ellos un castigo aun más que el que trajo sobre los Judíos. Y si ninguno puede negar que las profecías de Isaías en contra de los Judíos fueron cumplidas, entonces ¿quién se atreverá a decir que no se cumplirían en contra nuestra si falláramos
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como ellos fallaron?
Isaías 30:9-10 – “Porque este pueblo es rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quisieron oír la ley de Jehová; que dicen a los videntes: No veáis; y a los profetas: No nos profeticéis lo recto, decidnos cosas halagüeñas, profetizad mentiras”.
Al matar a sus profetas por la franqueza de su palabra, efectivamente el antiguo pueblo de Dios estaba diciendo, Profetizad mentiras. Decidnos cosas halagüeñas, nosotros no queremos saber la verdad acerca de nosotros. ¿Existen actualmente hoy día estas mismas cosas entre nosotros? - Permítanme narrar un incidente que contestará pronto esta pregunta.
Justamente el otro día recibí una muy amable carta de un hermano ministro, en la que sinceramente expresaba su opinión acerca de nuestra literatura. Este ministro de una manera muy cortés expuso que la única objeción que él tenía en contra es que nosotros hablamos de los pecados y errores que cometen los dirigentes de la iglesia. El hermano ministro dice, si ustedes los aman, deberían hablar sólo bien de ellos.
Yo aprecio la sinceridad de este hermano en este asunto, pero no aprecio su juicio acerca de ello. Si él examinara de nuevo la literatura, estoy seguro que encontraría que no decimos nada más que lo que las Escrituras dicen acerca del asunto para nuestro tiempo. Así que en la actualidad los cargos de este hermano no son dirigidos en contra de nosotros sino en contra de Dios mismo!
Hermano, Hermana, nuestra preocupación no es para encontrar faltas ni en los ministros, ni en los laicos, sino traer a la luz con fidelidad la verdad, lo que las Escrituras tienen que decir al pueblo de Dios en la actualidad. No podemos hacerlo de otra manera, Dios nos está ayudando. La carga de Ezequiel es nuestra carga:
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“Cuando yo dijere al impío: De cierto morirás y tu no le amonestares, ni le hablares, para que el impío sea apercibido de su mal camino, a fin de que viva, el impío morirá por su maldad, más su sangre demandaré de tu mano”. Ezequiel 3:18.
Cuando los Judíos encontraban faltas en los profetas porque estos les hablaban de los pecados que los sacerdotes cometían, ellos de hecho dijeron esto:
Isaías 30:11 – “Dejad el camino, apartaos de la senda, quitad de nuestra presencia al Santo de Israel”.
La ceguedad espiritual es una cosa cruel. Es una tarea muy difícil lograr el que sus víctimas vean sus pecados o la justicia de Dios. Ellos mal interpretan y hacen mal uso de todo lo que se hace en bien de ellos.
Isaías 30:12, 13 – “Por tanto, el Santo de Israel dice así: Porque desechasteis esta palabra, y confiasteis en violencia y en iniquidad, y en ella os habéis apoyado; por tanto, os será este pecado como grieta que amenaza ruina, extendiéndose en una pared elevada, cuya caída viene súbita y repentinamente”.
Si los ojos espirituales del antiguo pueblo de Dios hubieran podido ser abiertos, si ellos hubieran podido ver que sus pecados estaban minando los cimientos sobre los cuales ellos, todos estaban establecidos, entonces no habrían escupido los rostros de los profetas que continuamente les amonestaban de su problema. Sin duda que no. En vez de esto, ellos habrían dado la bienvenida a los profetas.
Isaías 30:14 – “Y se quebrará como se quiebra un vaso de alfarero, que sin misericordia lo hacen pedazos; tanto, que entre los pedazos no se halla
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tiesto para traer fuego del hogar, o para sacar agua del pozo”.
¿Quién se atreve a negar que así fue como cayó su reino? Todas estas cosas vinieron sobre ellos porque rehusaron oír a los profetas.
Isaías 30:15-18 – “Porque así dijo el Señor Jehová, el Santo de Israel: En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza. Y no quisisteis. Sino que dijisteis: No, antes huiremos en caballos: por tanto, vosotros huiréis. Sobre corceles veloces cabalgaremos; por tanto serán veloces vuestros perseguidores. Un millar huirá a la amenaza de uno; a la amenaza de cinco huiréis vosotros todos; hasta que quedéis como mástil en la cumbre de un monte, y como bandera sobre una colina. Por lo tanto Jehová esperará para tener piedad de vosotros, y por tanto, será exaltado teniendo de vosotros misericordia; porque Jehová es Dios justo; bienaventurados todos los que confían en él”.
Sin embargo El dio Su promesa de que esperaría hasta que ellos como un pueblo terminarán su período de prodigalidad, y hasta que descubriendo sus errores dieran oportunidad al Señor para mostrar a ellos Su gracia. Así que los que esperan en El están seguros de recibir las bendiciones. El Señor permitió que las naciones combatieran a Su pueblo y lo esparcieran por los cuatros vientos, porque no había nada que hubiera podido ser hecho para salvar a nuestros antepasados de la vergüenza.
El versículo dieciocho es la línea divisoria entre las relaciones de Dios con su antiguo pueblo y Sus planes nuevos trazados para Su pueblo en los postreros días. Hasta este versículo consta el registro de lo pasado; y concerniente a todas las promesas proféticas, nosotros leemos:
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Isaías 30:19 – “Ciertamente el pueblo morará en Sion, en Jerusalén; nunca más llorarás; el que tiene misericordia se apiadará de ti; al oir la voz de tu clamor te responderá”.
¿Cuál es la razón porque Dios espera tan pacientemente? ¿Y porqué promete El Su gracia tan abundantemente a Su pueblo? – Porque El está resuelto a que ellos moren en Sion en Jerusalén. Su designio es el de traerlos de vuelta allí, y darles descanso. El se propone poner fin a sus lágrimas, escuchar sus oraciones y conceder sus necesidades.
Así que mientras el antiguo pueblo de Dios encontró destrucción, castigo, y ruina, ahora nosotros estamos esperando restauración, gracia y misericordia. Hoy tenemos las mismas promesas que tuvo el pueblo en los días de Moisés – sí, aun más grandes todavía.
Isaías 30:20 – “Bien que os dará el Señor pan de congoja y agua de angustia, con todo, tus maestros nunca más te serán quitados, sino que tus ojos verán tus maestros”.
Aunque Dios antiguamente permitió que los maestros del pueblo (sus profetas) fueran puestos en aprietos, abusados y aún matados, El no lo permitirá más. Los ojos de Su pueblo mirarán a sus maestros que Dios les ha asignado, ellos serán puestos al frente en primer lugar.
Isaías 30:21 – “Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por el; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda”.
Así es que no hay necesidad que ninguno de nosotros cometa errores. No hay excusa para cometer faltas que no debíamos cometer.
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Isaías 30:22 – “Entonces profanarás la cubierta de tus esculturas de plata, y la vestidura de tus imágenes fundidas de oro; las apartarás como trapo asqueroso ¡Sal fuera! les dirás”.
No, el pueblo fiel de Dios no se adherirá a ninguna cosa que disguste al Señor. No solamente arrojará lejos tales idolatrías, sino que por completo las aborrecerá del todo.
Isaías 30:23 – “Entonces dará el Señor lluvia a tu sementera, cuando siembres la tierras; y dará pan del fruto de la tierra; y será abundante y pingué; tus ganados en aquel tiempo serán apacentados en espaciosas dehesas”.
Cuando cumplamos con todos los requerimientos de Dios, entonces prosperaremos. Entonces es cuando será reprendido el devorador, y quitadas las maldiciones de sobre nosotros. Deberíamos realizar ahora que nuestra prosperidad no depende únicamente de nuestra habilidad, sino que depende más de la aprobación de Dios sobre nuestros hechos.
Isaías 30:24 – “Tus bueyes y tus asnos que labran la tierra, comerán grano limpio, aventado con pala y criba”.
Si nuestro ganado debe tener alimento limpio, cuánto más importante es que nosotros mismos tengamos el alimento espiritual que es escudriñado por el mismo Espíritu de Verdad, éstos están para tenerlos.
Isaías 30:25 – “Y sobre todo monte alto, y sobre todo collado elevado, habrá ríos y corrientes de aguas el día de la gran matanza, cuando caerán las torres”.
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Es obvio, que cuando las aguas de salvación de Dios cubran la tierra – hasta la cima de las montañas, por decirlo así – entonces caerán las torres o atalayas (los púlpitos) que las gentes han construido a su propia iniciativa. Sin duda que el día de la matanza es el día grande y terrible del Señor. Así que otra vez somos traídos frente a frente de la realidad de que la Verdad hace una de dos cosas – si no puede salvar, destruye.
Esta misma Verdad que estamos escuchando hoy será verdaderamente esparcida por todo el mundo como cuando el fuego se esparce en un campo de rastrojo. No importa quienes sean los que intenten detener la Verdad de Dios, yo sé que los que éstos intenten, tropezarán y caerán y no serán hallados, más la Verdad cubrirá la tierra.
Isaías 30:26 – “Y la luz de la luna será como la luz del sol, y la luz del sol siete veces mayor, como la luz de siete días, el día que vendare Jehová la herida de su pueblo, y curare la llaga que él causó”.
Si no fuera esto un lenguaje figurado, si el sol viniera a ser siete veces más caliente de lo que es, entonces la tierra se incendiaría. Es obvio que el sol en este caso se usa figuradamente para ilustrar que la luz de la Palabra de Dios mientras que El está soldando la “herida” de Su pueblo, tiene que aumentar siete veces más. Toda la luz que hay en ella se derramará sobre la tierra como lo hace el sol en un claro día. Por la otra parte, la luna (la iglesia), la agencia que refleja los rayos del sol en los lugares oscuros de la tierra, como resultado cuidará al pueblo, no mucho mejor de lo que ha podido hacerlo hasta hoy, sino perfectamente. Precisamente en la actualidad estamos mirando que la luz de la Palabra de Dios está elevándose alto y más alto cada semana que pasa.
Isaías 30:27 – “He aquí que el nombre de Jehová viene de
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lejos: Su rostro encendido, y con llamas de fuego devorador; sus labios llenos de ira, y Su lengua como fuego que consume”.
¡Mirad! manda el Señor, el descubrimiento de estas verdades indica una cosa –que nos estamos aproximando al día grande y terrible del Señor, el día en que sólo habrá un Señor, y uno será Su nombre.
Isaías 30:28 – “Y Su aliento, cual torrente que inunda; llegará hasta el cuello, para zarandear a las naciones con criba de destrucción; y el freno estará en las quijadas de los pueblos, haciéndoles errar”.
El aliento del Señor, Su palabra escrita, se levantará alto, (la Verdad revelada aumentará) y más alto hasta que llegue al “medio del cuello”, para zarandear las naciones. Los vanos caerán, pero los humildes, los que esperan en el Señor permanecerán.
Isaías 30:29 – “Vosotros tendréis cántico como de noche en que se celebra pascua, y alegría de corazón, como el que va con flauta para venir al monte de Jehová, al Fuerte de Israel”.
Sí, los que rechazan la Palabra de Dios lamentarán y crujirán sus dientes en la oscuridad de afuera, pero los obedientes, los que esperan en el Señor, cantarán como cuando se celebra una solemnidad santa, y tocarán como el que toca con flauta “para venir al monte [reino] de Jehová”.
Isaías 30:30 – “Y Jehová hará oír su potente voz, y hará ver el descenso de su brazo, con furor de rostro, y llama de fuego consumidor, con torbellino, tempestad y piedra de granizo”.
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Dios está ya para manifestar Su poder y vindicar Su causa. Los días de Su silencio casi han pasado ya.
Isaías 30:31-33 – “Porque Asiria que hirió con vara, con la voz de Jehová será quebrantada. Y cada golpe de la vara justiciera que asiente Jehová sobre él, será con panderos y con arpas; y en batalla tumultuosa peleará contra ellos. Porque Tofet ya de tiempo está dispuesto y preparado para el rey, profundo y ancho; cuya pira es de fuego, y mucha leña; el soplo de Jehová, como torrente de azufre, lo enciende”.
Si el pueblo de Dios en los antiguos tiempos hubiera creído lo que los profetas les decían, ¡Que diferente hubiera sido! El conocimiento de sus errores, debe servirnos como una vía de escape en nuestro camino.
“Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús; el cual es fiel al que le constituyó, como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios … Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, parezca no haberlo alcanzado. Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron. Otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo: Si oyereis su voz hoy, no endurezcáis vuestros corazones”. Hebreos 3:1, 2; 4:1, 2, 7.
Nuestros antepasados prefirieron el engaño. Sin embargo, nosotros hoy debemos responder gozosos a la llamada de Misericordia, para que así obtengamos gracia.
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