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Llamadas Oportunas
La Única Paz de Mente
LA DISPERSIÓN, EL TIEMPO Y EL RESCATE
LA PRESA DEL DESPOJADOR ARREBATADA POR EL COJO Y EL DÉBIL
LAS NACIONES VEN PERECER A EDOM,
FLORECER AL DESIERTO Y UN CAMINO REAL A SION
MEDITACIÓN PARA LA ORACIÓN DE APERTURA
Nuestras Necesidades Suplidas
Daré lectura El Discurso Maestro de Jesucristo, página 112, último párrafo.
D.M.J., pp. 112-113 - “Toda promesa de la Palabra de Dios viene a ser un motivo para orar, pues su cumplimiento nos es garantizado por la palabra empleada por Jehová. Tenemos el privilegio de pedir por medio de Jesús cualquier bendición espiritual que necesitemos. Podemos decir al Señor exactamente lo que necesitamos, con la sencillez de un niño. Podemos exponerle nuestros asuntos temporales, y suplicarle pan y ropa, así como el pan de vida y el manto de la justicia de Cristo. Nuestro Padre celestial sabe que necesitamos todas estas cosas, y nos invita a pedírselas. En el nombre de Jesús es como se recibe todo favor. Dios honrará ese nombre y suplirá nuestras necesidades con las riquezas de su liberalidad”.
Resumamos esta tarde las cosas por las cuales debemos orar. Necesitamos orar por la fe sólida en la seguridad que no importa cuales bendiciones espirituales y temporales podamos necesitar, es nuestro privilegio ir al Señor con la sencillez de un niño y reclamar estas bendiciones espirituales y temporales en el nombre de Jesús. Necesitamos orar por la ayuda de tener a Dios y Su palabra; orar por la realización que El quiere decir exactamente lo que dice cuando promete honrar el nombre de Jesús y para suplir nuestras necesidades de Sus riquezas inconmensurables.
Copyright, 1953
Todos los derechos reservados
V.T. HOUTEFF
Vol. 1, N° 33 2
LA DISPERSIÓN, EL TIEMPO Y EL RESCATE
TEXTO DE LA ALOCUCIÓN POR V. T. HOUTEFF
MINISTRO DE LOS DAVIDIANOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA
EL SÁBADO, 22 DE MARZO DE 1947
CAPILLA DEL MONTE CARMELO
WACO, TEXAS
Esta tarde vamos a estudiar los capítulos 31 y 32 de Isaías. En estos capítulos veremos cual fue la causa de la cautividad de Sion por los Gentiles, el límite de su tiempo, y la liberación de Israel antitípica.
Isaías 31:1‑4 – “¡Ay de los que descienden a Egipto por ayuda, y confían en caballos; y su esperanza ponen en carros, porque son muchos, y en jinetes, porque son valientes; y no miran al Santo de Israel, ni buscan a Jehová! Pero él también es sabio, y retirará sus palabras. Se levantará, pues, contra la casa de los malignos, y contra el auxilio de los que hacen iniquidad. Y los Egipcios hombres son, y no Dios; y sus caballos carne, y no espíritu; de manera que al extender Jehová su mano, caerá el ayudador, y caerá el ayudado, y todos ellos desfallecerán a una. Porque Jehová me dijo a mi de esta manera: Como el león y el cachorro del león ruge sobre la presa, y si se reúne cuadrilla de pastores contra él, no lo espantarán sus voces, ni se acobardará por el tropel de ellos; así Jehová de los ejércitos descenderá a pelear sobre el monte de Sion, y sobre su collado”.
Aunque el Señor permitió que su antiguo reino
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fuera tomado por los Gentiles esta Escritura muestra que pronto El lo rescatará. No solamente rescatará a Su pueblo y al Monte de Sion, sino que también los defenderá.
Isaías 31:5, 6 – “Como las aves que vuelan, así amparará Jehová de los ejércitos a Jerusalén, amparando, librando, preservando y salvando. Volved a aquel contra quien se rebelaron profundamente los hijos de Israel.
Habiendo llegado ahora el tiempo de su rescate, el Señor ahora les ruega a Su pueblo que se conviertan a El – es decir, que se reformen.
Isaías 31:7 – “Porque en aquel día arrojará el hombre sus ídolos de plata, y sus ídolos de oro, que para vosotros han hecho vuestras manos pecadoras.
El explica, que convertirse a El, es arrojar lejos de si, todos los ídolos. Cuando tal reavivamiento y reforma tengan lugar entre el pueblo de Dios, dice El:
Isaías 31:8, 9 – “Entonces caerá el Asiria por espada, no de varón; y la consumirá espada, no de hombre; y huirá de la presencia de la espada, y sus jóvenes serán tributarios. Y de miedo pasará su fortaleza, y sus príncipes, con pavor, dejarán sus banderas, dice Jehová, cuyo fuego está en Sion, y su horno en Jerusalén”.
Porque la idolatría estaba entre el antiguo pueblo de Dios, les fue permitido a los Asirios tomar posesión de ellos y de su tierra deseable. Y es verdad que los Asirios controlarán la tierra tanto tiempo cuanto sea que el pueblo de Dios continúe en la idolatría. Pero, justamente tan pronto como los ídolos sean desechados, – si, tan pronto como el gran reavivamiento y la reforma tengan lugar
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en el corazón del pueblo, – entonces los Asirios (el poder que hoy los gobierna) caerá con seguridad, y con seguridad entonces el pueblo de Dios volverá. Asiria caerá entonces, no por la espada de un hombre poderoso, y no por esfuerzo del hombre, sino “con la voz de Jehová el Asirio será quebrantado, el que hirió con vara”. Isaías 30:31.
Isaías 32:1‑8 – “He aquí que para justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio. Y será aquel varón como escondedero contra el viento, y como refugio contra el turbión; como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombre de gran peñasco en tierra calurosa. No se ofuscarán entonces los ojos de los que ven, y los oídos de los oyentes oirán atentos. Y el corazón de los necios entenderá para saber, y la lengua de los tartamudos hablará rápida y claramente”.
“El mezquino nunca más será llamado liberal, ni será llamado generoso al avariento. Porque el mezquino hablará mezquindades, y su corazón fabricará iniquidad, para hacer la hipocresía y para hablar error contra Jehová, dejando vacía el alma hambrienta, y quitando la bebida al sediento. Los instrumentos del avaro también son viles; él maquina pensamientos para enredar a los simples con sus palabras mentirosas y para hablar en juicio contra el pobre. Más el liberal pensará liberalidades, y por liberalidades subirá”.
La inspiración declara, volviendo otra vez de Su pueblo antiguo, que aunque su reino estaba sentenciado para caer, con todo un día un rey reinará en justicia, y príncipes presidirán en juicio; que en ese día un hombre será como un lugar de escondedero, como agua en tierra seca; y como la sombra de un gran peñasco en tierra calurosa (Isaías 32:2); que aunque el pueblo fue ciego espiritualmente y no podía ver, vendrá un día
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cuando los que tienen ojos verán con claridad y los que tienen oídos oirán con distinción; para que el corazón de los necios entendiera sabiduría y la lengua de los tartamudos fuese desenvuelta para hablar claramente; que entonces la persona mezquina será reconocida como mezquina, y el avariento no será llamado generoso; porque el mezquino y los hipócritas serán conocidos como los que hablan error contra Jehová, quien se esfuerza por defraudar el alma espiritualmente hambrienta y sedienta; por otra parte, será visto como los tramposos maquinan pensamientos para enredar al pobre y hacerlo todavía más pobre. (Isaías 32:7).
Isaías 32:9-14 – “Mujeres indolentes, levantaos, oíd mi voz; hijas confiadas, escuchad mi razón. De aquí a algo más de un año tendréis espanto, oh confiadas; porque la vendimia faltará, y la cosecha no vendrá. Temblad, oh indolentes; turbaos, oh confiadas; despojaos, desnudaos, ceñid los lomos con cilicio.
Golpeándose el pecho lamentarán por los campos deleitosos, por la vid fértil. Sobre la tierra de mi pueblo subirán espinos y cardos, y aun sobre todas las casas en que hay alegría en la ciudad de alegría. Porque los palacios quedarán desiertos, la multitud de la ciudad cesará; las torres y fortalezas se volverán cuevas para siempre, donde descansen asnos monteses, y ganados hagan majada;”.
Las “mujeres” a quienes se hace referencia aquí son sin duda “Ahola” y “Aholiba” (Ezequiel 23), los nombres figurados de Judá e Israel. Aquí se describe su dispersión entre los Gentiles, y el castigo que iban a recibir.
Isaías 32:15 – “Hasta que sobre nosotros sea derramado el Espíritu de
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lo alto, y el desierto se convierta en campo fértil, y el campo fértil sea estimado por bosque”.
Aquí se nos dice que El pueblo ha de estar entre los Gentiles, y la tierra desolada hasta que el Espíritu sea derramado de lo alto sobre ellos. Entonces ellos volverán.
Hemos visto ya la razón de la dispersión y que el derramamiento del Espíritu es la señal del rescate del pueblo. Sí, entonces su tierra no estará más en cautividad, sus casas no serán más desoladas. Aún el desierto vendrá a ser un campo fértil y el campo fértil será como bosque – habrá entonces una abundante cosecha de almas.
Isaías 32:16-20 – “Y habitará el juicio en el desierto, y en el campo fértil morará la justicia. Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de justicia, reposo y seguridad para siempre. Y mi pueblo habitará en morada de paz, en habitaciones seguras, y en recreos de reposo. Y cuando caiga granizo, caerá en los montes; y los ciudad será del todo abatida. Dichosos vosotros los que sembráis junto a todas las aguas, y dejáis libres al buey y al asno”.
Ahora ¿qué es lo que hemos aprendido de estos dos capítulos de Isaías? Actualmente hemos tenido una revista de lo que fue tratado en los capítulos anteriores. Ahora podemos ver más vivamente que antes que la idolatría del antiguo Israel obligó al Señor a permitirles ser gobernados por los Asirios. Sin embargo El es bien capaz de liberar a Su pueblo cuando ellos escuchen su mando para poner a un lado sus ídolos; cuando vuelva de nuevo El Señor, cuando este gran reavivamiento y reforma en este capítulo sea finalmente efectuada. Entonces será cuando la
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“Asiria que hirió con vara con la voz de Jehová será quebrantada”. Isaías 30:31. Entonces es cuando un Rey reinará en justicia. Entonces los impíos e hipócritas y el avaro serán tratados como tales. En ese día habrá una grande y gloriosa cosecha de almas. Ahora que hemos visto claramente el tiempo, la necesidad, y el rescate, Hermano, Hermana, traigamos mucho más cerca ese día abandonando nuestros ídolos, y convirtiendo completamente y sin reserva nuestros corazones a Dios.
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MEDITACIÓN PARA LA ORACIÓN DE APERTURA
Venid a Dios como niños
Esta tarde continuaremos la lectura que dejamos pendiente el Sábado pasado en el libro El Discurso Maestro de Jesucristo, página 113.
D.M.J., p. 113 - “No nos olvidemos, sin embargo, que al allegarnos a Dios como a un Padre, reconocemos nuestra relación con él como hijos. No solamente nos fiamos en su bondad, sino que nos sometemos a su voluntad en todas las cosas, sabiendo que su amor no cambia. Nos consagramos para hacer su obra. A quienes había invitado a buscar primero el reino de Dios y su justicia, Jesús les prometió: ‘Pedid, y recibiréis’.
Los dones de Aquel que tiene todo poder en el cielo y en la tierra esperan a los hijos de Dios. Todos los que acudan a Dios como niñitos recibirán y gozarán dádivas preciosísimas pues fueron provistas por el costoso sacrificio de la sangre del Redentor, dones que satisfarán el anhelo más profundo del corazón, regalos permanentes como la eternidad. Aceptemos como dirigidas a nosotros las promesas de Dios. Presentémoslas ante él como sus propias palabras, y recibiremos la plenitud del gozo”.
Oremos para que podamos realizar que nuestra relación para con Dios sea como la relación de un niño para con sus padres; y que confiemos a El en todas la cosas como un niño confía en sus padres; que sepamos que si nos rendimos plenamente para hacer Su voluntad y trabajo, luego podríamos pedir y recibir; que tiene reservado para nosotros regalos para satisfacer los anhelos más profundos del corazón, regalos tan duraderos como la eternidad; que si tan sólo nos acercamos a El como niños y le tomamos a Su palabra, todas estas promesas en Su Palabra serán nuestras.
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LA PRESA DEL DESPOJADOR ARREBATADA POR EL
COJO Y EL DÉBIL
TEXTO DE LA ALOCUCIÓN POR V. T. HOUTEFF
MINISTRO DE LOS DAVIDIANOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA
EL SÁBADO, 29 DE MARZO DE 1947
CAPILLA DEL MONTE CARMELO
WACO, TEXAS
El tema se encuentra en Isaías 33. Comenzaremos nuestro estudio con –
Isaías 33:1 – “¡Ay de ti, que saqueas, y nunca fuiste saqueado; el que haces deslealtad, bien que nadie contra ti la hizo! Cuando acabes de saquear serás tú saqueado; y cuando acabes de hacer deslealtad, se hará contra ti”.
Tomando en consideración el asunto contenido en este capítulo y en los dos capítulos que siguen (porque los capítulos 34 y 35 son continuación del capítulo 33), está bien claro que aquel sobre quien el “ay” es pronunciado no es otro que la iglesia que precede al “día grande y terrible del Señor”, el día en que perecerán primero los pecadores en Sion, el día que se dará a los pecadores arrepentidos su remuneración – “es día de venganza de Jehová, el año de retribuciones en el pleito de Sion”. Isaías 34: 8.
La iglesia aquí, a diferencia de la iglesia del Antiguo Testamento, es señalada como la que ha estado saqueando, aunque ella nunca ha sido saqueada; que hace traiciones bien que nadie se las hiciera contra ella. Sin embargo, la Inspiración, predice para más adelante una
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situación inversa: La iglesia será saqueada y tendrá que sufrir deslealtad. Pero todos los que en medio de ella sean fieles, recibirán gracia, porque ellos dicen:
Isaías 33:2 – “Oh Jehová, ten misericordia de nosotros, a ti hemos esperado; tú, brazo de ellos en la mañana, sé también nuestra salvación en tiempo de la tribulación”.
Este versículo pone de manifiesto que mientras se está pronunciando el Ay (Isaías 33:1) al mismo tiempo una reforma profunda, desde la raíz, está teniendo lugar entre el pueblo de Dios buscador de la verdad. Ellos están orando no solamente por sí mismos sino también por sus hermanos. Estos se dan cuenta por completo que se está acercando el tiempo de la tribulación, y sus esperanzas están fundadas en el hecho de que han esperado en el Señor. El poder de Dios se dejará sentir por toda la tierra.
Isaías 33:3 – “Los pueblos huyeron a la voz del estruendo; las naciones fueron esparcidas al levantarte tú”.
Este versículo enseña que cuando Dios manifieste Su poder entre Su pueblo, el mundo sentirá también los efectos.
Isaías 33:4 – “Sus despojos serán recogidos como cuando recogen las orugas; correrá sobre ellos como de una a otra parte corren las langostas”.
Los despojos que la iglesia ha adquirido, El los recoge como se recogen las orugas. Entonces será dicho:
Isaías 33:5 – “Será exaltado Jehová, el cual mora en las alturas; llenó a Sion de juicio y de justicia”.
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Cuando estas cosas tengan lugar, Sion (la iglesia purificada) es llena de Juicio y Justicia. Además, los fieles al Señor tienen esta promesa:
Isaías 33:6 – “Y reinarán en tus tiempos la sabiduría y la ciencia, y abundará la salvación; el temor de Jehová será su tesoro”.
Pero por lo que concierne a sus poderosos no arrepentidos, la Inspiración declara:
Isaías 33:7 – “He aquí que sus embajadores darán voces afuera; los mensajeros de paz llorarán amargamente”.
Vemos aquí que los que están proclamando la paz, más bien que el día del Señor “llorarán amargamente”.
Isaías 33:8 – “Las calzadas están deshechas, cesaron los caminantes; han anulado el pacto, aborreció las ciudades, tuvo en nada a los hombres”.
En el lenguaje de hoy día este versículo se leería: las rutas misioneras están deshechas; han cesado los mismos misioneros; se ha anulado su contrato; ha despreciado las ciudades; y tuvo en nada a los hombres.
Isaías 33:9 – “Se enlutó, enfermó la tierra; el Líbano se avergonzó, y fue cortado; Sarón se ha vuelto como desierto; y Basán y Carmel fueron sacudidos”.
Siendo los nombres en este versículo profundamente figurativos, y el tiempo de su cumplimiento todavía futuro, no estamos preparados para hacer ningún comentario acerca de ellos.
Isaías 33:10 – “Ahora me levantaré, dice Jehová; ahora seré exaltado, ahora seré engrandecido”.
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Al tiempo que se materialicen las condiciones aquí descritas, entonces es cuando el Señor se levantará y será ensalzado y engrandecido. Pero a todos los que están faltos El les dice:
Isaías 33:11 – “Concebisteis hojarascas, rastrojos daréis a luz; el soplo de vuestro fuego os consumirá”.
Volviéndose a los pecadores e hipócritas que están entre Su pueblo, aquellos sobre quienes en realidad se pronuncia el ay del versículo 1, Dios revela que el fruto de sus hechos será como hojarasca y rastrojos, y que su propio aliento las devorará como si fuera fuego. Además El añade concerniente a sus seguidores:
Isaías 33:12 – “Y los pueblos serán como cal quemada; como espinos cortados serán quemados con fuego”.
Habiendo comenzado en Sion Su obra de purificación, El declara:
Isaías 33:13, 14 – “Oíd, los que estáis lejos, lo que he hecho; y vosotros los que estáis cerca, conoced mi poder. Los pecadores se asombraron en Sion, espanto sobrecogió a los hipócritas. ¿Quién de nosotros morará con el fuego consumidor? ¿Quién de nosotros habitará con las llamas eternas?’
Cuando el justo Juez se levante para sacudir el pueblo, entonces los hipócritas no presumirán de que ellos “son tan buenos Cristianos como cualquiera”. Tampoco dirán, “Nosotros no necesitamos de más verdad”. En vez de esto les sobrecogerá temor y sorpresa. La pregunta más grande y solemne que harán entonces será esta, “¿Quién de nosotros morará con el fuego consumidor? ¿Quién de nosotros habitará con las llamas eternas?”
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Y esta es la respuesta que abarca todo:
Isaías 33:15-17 – “El que camina en justicia, y habla lo recto; el que aborrece la ganancia de violencias, el que sacude sus manos por no recibir cohecho, el que tapa sus oídos por no oír propuestas sanguinarias, el que cierra sus ojos por no ver cosa mala; éste habitara en las alturas; fortaleza de rocas será su lugar de refugio; se la dará su pan, y sus aguas serán seguras. Tus ojos verán al Rey en su hermosura; verán la tierra que está lejos”.
Pasando de esta expresión del cuidado divino y de esta escena de belleza, les es dicho enseguida:
Isaías 33:18 – “Tu corazón imaginará el espanto, y dirá: ¿Qué es del escriba? ¿qué del pesador del tributo? ¿qué del que pone en lista las casas más insignes?”
Sin duda que será terrible la realización de que los que son hallados sin el vestido de bodas (entre los cuales están los que ocupan los altos puestos en las oficinas de la iglesia, secretarios, tesoreros) son arrojados afuera donde será el lloro y el crujir de dientes. Pero la remanente, los que son dejados, serán exaltados. A estos el Señor les dice:
Isaías 33:19 – “No verás a aquel pueblo orgulloso, pueblo de lengua difícil de entender, de lengua tartamuda que no comprendas”.
Los invitados que pasan la inspección del maestro son de veras hechos grandes. Ya sea en la comprensión de un lenguaje profundo, o en el entender de una lengua tartamuda, ninguno será mayor que ellos. Los ojos de los fieles son enseguida dirigidos a la ciudad de Dios.
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Isaías 33:20 – “Mira a Sion, ciudad de nuestras fiestas solemnes; tus ojos verán a Jerusalén, morada de quietud, tienda que no será desarmada, ni serán arrancadas sus estacas, ni ninguna de sus cuerdas será rota”.
Después de que hayan sido removidos los que perturban la paz, el pueblo de Dios será establecido firmemente y con seguridad, sin que corra el más ligero peligro de ser perturbado. Y los santos estarán llenos de gozo. Aún desde ahora ellos exclaman:
Isaías 33:21, 22 – “Porque ciertamente allí será Jehová para con nosotros fuerte, lugar de ríos, de arroyos muy anchos, por el cual no andará galera de remos, ni por él pasará gran nave. Porque Jehová es nuestro juez, Jehová es nuestro legislador, Jehová es nuestro Rey; él mismo nos salvará”.
Todas estas cosas serán nuestras si nos mantenemos fieles hasta el fin. Dirigiéndose una vez más a la iglesia que se está acercando al día grande y terrible del Señor, El declara –
Isaías 33:23 – “Tus cuerdas se aflojaron; no afirmaron su mástil, ni entesaron la vela; repartiráse entonces botín de muchos despojos; los cojos arrebatarán el botín”.
Los que no obedecen a la voz del Señor, son advertidos de que el día está a la mano cuando ellos se encontrarán incapacitados de recoger el botín de muchos despojos, más nunca. Entonces es cuando su botín será dividido, y el cojo – el aparentemente débil y desvalido – arrebatará el botín.
Isaías 33:24 – “No dirá el morador: Estoy enfermo; al pueblo que more en ella le será perdonada la
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iniquidad”.
¡Piensen un momento! que si somos fieles, después de un corto tiempo, no será necesario que ninguno de nosotros diga más, estoy enfermo.
Revisemos ahora algunos de los puntos sobresalientes de nuestro estudio:
Dios pronuncia una maldición sobre los infieles de que se están acercando “al día grande y terrible del Señor”: La iglesia va a ser despojada de su botín, de muchos despojos que ella ha adquirido y tiene que ser tratada a traición, exactamente como ella lo ha hecho con otros.
Es obvio de que al tiempo de que se hace esta declaración, una profunda reforma está teniendo lugar entre el pueblo de Dios, buscador de la verdad. Este pueblo reconoce el hecho de que se está acercando al tiempo de angustia y ellos están seguros de que su estabilidad y fortaleza para su salvación tienen que estar fundadas en la sabiduría y conocimiento, en el Espíritu y en la Verdad para el día. El temor del Señor ha de ser su mayor tesoro.
Cuando Dios manifieste Su poder sobre Su pueblo, aun el mundo sentirá los efectos de ello. Los caminos misioneros estarán desolados, los misioneros mismos cesarán; El no presta atención a ningún hombre. Dios revela que el fruto de los pecadores e hipócritas entre Su pueblo, será como hojarasca y rastrojos; Su propio aliento, como si fuera fuego, los consumirá: El temor y el espanto los sobrecogerá.
Entonces es cuando Sion, la iglesia purificada, será llena de juicio y justicia. En este tiempo Dios será ensalzado y engrandecido. Su pueblo que ha caminado rectamente será bendecido con Su divino cuidado. Sus ojos contemplarán al rey en Su hermosura; la iglesia estará firme y segura, nunca, nunca será
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removida; la presa que la denominación ha adquirido será repartida entre el cojo – el verdadero pueblo de Dios. A ellos les serán perdonadas sus iniquidades, y su salud será restaurada. Si, la promesa es segura: “… tu salvación se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia” (Isaías 58:8), si tú prestaras atención a esta solemne advertencia y permaneces fiel a ella.
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MEDITACIÓN PARA LA ORACIÓN DE APERTURA
Nuestro texto para la oración esta tarde se encuentra en las páginas 113, 114 y 115 del libro El Discurso Maestro de Jesucristo.
D.M.J., pp. 113, 114, 115 – “En la seguridad del amor de Dios hacia nosotros, Jesús ordena en un abarcante principio que incluye todas las relaciones humanas, que nos amemos unos a otros.
Los judíos se preocupaban por lo que habían de recibir; su ansia principal era lo que, creían merecer en cuanto a poder, respeto y servicio. Cristo enseña que nuestro motivo de ansiedad no debe ser ¿cuánto podemos recibir?, sino ¿cuánto podemos dar? La medida de lo que debemos a los demás es lo que estimaríamos que ellos nos deben a nosotros.
Todo aquel que haya sido hecho mayordomo de la gracia múltiple de Dios está en la obligación de impartirla a las almas sumidas en la ignorancia y la oscuridad, así como, si él estuviera en su lugar, desearía que se la impartiesen …
Así sucede también con las dádivas y las bendiciones de esta vida; cuanto más poseáis que vuestros prójimos, tanto más sois deudores para con los menos favorecidos”.
¿Por qué oraremos esta tarde? Para que embebamos el gran principio de la Regla de Oro, y que realicemos que lo que nos concierne no es cuánto recibiremos sino cuánto es lo que podemos dar. Oremos por la comprensión que la medida de nuestra obligación para con los otros se halla en lo que personalmente nosotros estimaríamos como su obligación para con nosotros; y también que cualquier cosa que poseemos más que nuestros hermanos nos coloca hasta ese grado en deuda hacia los menos favorecidos.
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LAS NACIONES VEN PERECER A EDOM, FLORECER EL DESIERTO Y UN CAMINO REAL PARA SION
TEXTO DE LA ALOCUCIÓN POR V. T. HOUTEFF
MINISTRO DE LOS DAVIDIANOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA
EL SÁBADO, 5 DE ABRIL DE 1947
CAPILLA DEL MONTE CARMELO
WACO, TEXAS
Nuestro estudio de hoy, se encuentra en los capítulos 34 y 35 de Isaías. Recuerdan que la semana pasada estudiamos el capítulo 33, la carga del Señor concerniente a la iglesia mientras que se está acercando al tiempo de la “siega”, el tiempo en que el “trigo” es guardado en el alfolí, y la “cizaña” es quemada (Mateo 13:30); el tiempo en que los “peces buenos” son guardados en “vasos”, y los “peces malos” son arrojados fuera (Mateo 13:47-49), lo mismo que los que no tienen el vestido de boda (Mateo 22:1-13). Continuando ahora en el capítulo 34, vemos que Dios invita a las naciones de todo el mundo para que se alleguen a oír Su poderosa obra de refinamiento.
Isaías 34:1-3 – “Acercaos naciones, juntaos para oír; y vosotros, pueblos, escuchad. Oiga la tierra, y cuanto hay en ella, el mundo, y todo lo que produce. Porque Jehová está airado contra todas las naciones, e indignado contra todo el ejército de ellas; las destruirá y las entregará al matadero. Y los muertos de ellas serán arrojados, y de sus cadáveres se levantará hedor; y los montes se disolverán por la sangre de ellos”.
¿Porqué invita el Señor, a todas las naciones a que se acerquen para oír? Para que ellas puedan considerar lo que ven, porque su indignación no es únicamente en contra de los malos de la iglesia, sino que tiene
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que extenderse entre todas las naciones; para que puedan así contar el costo; para que ellas puedan considerar cuidadosamente la obra refinada que El ha obrado entre su pueblo, y así las naciones sepan lo que pueden esperar cuando El comience su Juicio entre ellas. El declara que sus juicios sobre los ejércitos del mundo han sido pronunciados ya. “Porque es tiempo de que el juicio de Dios comience por nosotros; y ¿qué será el fin de aquellos que no obedecen el evangelio de Dios? 1ª Pedro 4:17.
Isaías 34:4 – “Y todo el ejército de los cielos se disolverá, y se enrollarán han los cielos como un libro; y caerá todo su ejército, como cae la hoja de la parra, y como se cae la de la higuera”.
Mientras que el versículo 3 indica que los sucesos solemnes de este capítulo, tienen lugar en el día en que se desarrolla el programa gigante del armamento mundial, el versículo 4, siendo un paralelo con Apocalipsis 6:14, evidentemente tiene lugar en los días del sexto sello, en los días del sellamiento de los 144.000, y de la asamblea de la multitud innumerable sacada de todas las naciones, el sello en el cual vivimos. El sexto sello puede recubrirse con el séptimo sello.
Isaías 34:5-11 – “Porque en los cielos se embriagará mi espada, he aquí que descenderá sobre Edóm en juicio, y sobre el pueblo de mi anatema. Llena está de sangre la espada de Jehová, engrasada está de grosura, de sangre de corderos y de machos cabríos, de grosura de riñones de carneros; porque Jehová tiene sacrificios en Bosra, y grande matanza en la tierra de Edóm. Y con ellos caerán búfalos, y toros con becerros; y su tierra se embriagará de sangre, y su polvo se engrasará de grosura. Porque es día de venganza de Jehová, año de retribuciones en el pleito de Sion. Y sus
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arroyos se convertirán en brea, y su polvo en azufre, y su tierra en brea ardiente. No se apagará de noche ni de día, perpetuamente subirá su humo; de generación en generación será asolada, nunca jamás pasará nadie por ella. Se adueñarán de ella el pelicano, y el erizo, la lechuza y el cuervo morarán en ella; y se extenderá sobre ella cordel de destrucción, y niveles de asolamiento”.
Podemos ver que la maldición inmediata, descansa sobre Idumea. Hablando antitípicamente, esta es la tierra de los Esauitas antitípicos, los que por derecho debían de tener el oficio que los antitípicos Jacobitas tomaron de ellos. Ellos tanto desprecian su valor, a tal grado, que como Esaú en la antigüedad, venden sus derechos por un plato de potaje rojizo. (Para un mejor estudio, véase La Vara del Pastor, Tomo 1, páginas 52-111).
Isaías 34:12 – “Llamarán a sus príncipes, príncipes sin reino; y todos sus grandes serán nada”.
Evidentemente, después que la destrucción caiga sobre Idumea, ninguno de sus así llamados nobles estarán allí para participar del éxodo (Isaías 11:11) para el Reino antitípico (la iglesia purificada) y sus príncipes serán como nada. Por eso, debe ser que los que escapen y entren en el Reino son mayormente de entre el pueblo común, los que son de las calles y plazas (Lucas 14:16-21). “Pocos serán los hombres grandes que tomarán parte en la obra solemne del fin. Son autosuficientes, se han independizado de Dios, y él no puede usarlos”. Testimonios para la Iglesia, Volumen 5, p. 76. “Sólo los que hayan resistido a la tentación en la fortaleza del Todopoderoso serán permitidos de participar en proclamarlo
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[el mensaje del tercer ángel] cuando se haya hinchado hasta ser el Fuerte Clamor”. Review y Herald, Noviembre 18, 1908.
Isaías 34:13-15 – “En sus alcázares crecerán espinos, y ortigas y cardos en sus fortalezas; y será morada de chacales, y patio para los pollos de los avestruces. Y las fieras del desierto se encontrarán con las hienas, y la cabra salvaje gritará a su compañero; la lechuza también tendrá allí morada, y hallará para si reposo. Allí anidará el búho, pondrá sus huevos, y sacará sus pollos, y los juntará debajo de sus alas; también se juntarán allí buitres, cada uno con su compañera”.
Dios no abandona a la tierra, El no renuncia su poder, ni su interés en la Verdad y la justicia. El no dejará que el mundo vaya al olvido. El hace ejemplos de algunos a fin de salvar a muchos otros, porque cuando los juicios de Dios están sobre la tierra, los moradores del mundo aprenderán justicia. (Isaías 26:9).
¿Entonces es éste el armamento que las naciones necesitan hoy día para la paz y la seguridad? ¿Es la guerra atómica a la que tienen que temer? No. A lo que ellos deben de temer, es a la “espada del Señor”, porque su “espada se embriagará en los cielos”, “descenderá sobre Edóm”, y sobre el pueblo de su anatema”. Si ellos temen al Señor, no tendrán que temer a nada más. Dejad que ellos hagan de él su temor y su protección. El así lo manda:
Isaías 34:16 – “Inquirid en el libro de Jehová, y leed si faltó alguno de ellos; ninguno faltó con su compañera; porque su boca mandó, y los reunió su mismo Espíritu”.
Aquí Dios nos aconseja que busquemos en la Biblia, y que creamos
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implícitamente que ninguna de sus profecías fallará, no, ninguna de ellas fallará en seguir a otra en su turno. Y ¿porqué debemos tener tal confianza? Porque Dios mismo lo ha mandado, y porque su Espíritu, y no la sabiduría, o los esfuerzos de los hombres han recogido los escritos de los profetas antiguos en un sólo volumen, “el libro del Señor”, la Biblia no sectaria tal como la conocemos hoy.
Isaías 34:17 – “Y él echó suertes, y su mano les repartió con cordel; para siempre la tendrán por heredad; de generación en generación morarán allí”.
Sea como entendamos este versículo, dice que las fieras del desierto “la poseerán para siempre”, o ya sea que entendamos que dice que “los que buscan en el libro del Señor” “la poseerán para siempre”, nuestro mayor interés debe ser que personalmente estemos muy bien relacionados con el Señor y su Verdad, de modo que ganáramos Su favor para encontrar albergue en este tiempo de angustia.
“He aquí que para justicia reinará un Rey, y príncipes presidirán en juicio. Y será aquel varón como escondedero contra el viento, y como refugio contra el turbión; como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa”. Isaías 32:1, 2.
Pasamos ahora al capítulo 35 de Isaías, el cual es la continuación del capítulo 34.
Isaías 35:1 – “Se alegrarán el desierto y la soledad; y el yermo se gozará, y florecerá como la rosa”.
¡Que diferencia cuando Dios manifieste su poder, y purifique a su iglesia! Entonces las tierras de los Gentiles (el desierto), y la tierra de los paganos (la
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soledad) ambos estarán alegres de ser el pueblo Santo de Dios.
Finalmente como para ese tiempo, la Verdad de Dios penetrará todas las tierras donde no hay ningún cristiano, los lugares desiertos, florecerán como la rosa, por así decirlo, y rendirán una abundante cosecha de almas.
Isaías 35:2-4 – “Florecerá profusamente, y también se alegrará y cantará con júbilo; la gloria del Líbano le será dada, la hermosura del Carmelo, y de Sarón. Ellos verán la gloria de Jehová, la hermosura del Dios nuestro. Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles. Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; el mismo Dios vendrá, y os salvará.
Esta gran comisión, y oportunidad para proclamar la venganza inminente son nuestras. No debemos dejar de sacar la debida ventaja de estos privilegios. Con este poderoso mensaje para este tiempo, debemos fortalecer a los débiles; debemos afirmar a los de rodillas endebles; a aquellos que no son capaces de sostenerse por sí mismos; debemos asegurar al que es temeroso del Dios que viene con venganza para los que no creen y recompensa para los fieles.
Isaías 35:5-6 – “Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán. Entonces el cojo saltará como un siervo, y cantará la lengua del mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad”.
Cuando estas cosas ocurran, luego será tan natural para que los ciegos vean, los sordos oigan, y el cojo salte, y los mudos canten, si tan natural que las flores sean seguidas por frutas. La Verdad de Dios en este tiempo ha de extenderse por todas partes, y segará una gran cosecha de almas.
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“Vi focos de luz que brillaban desde las ciudades y los pueblos, en las montañas y los llanos. La Palabra de Dios era obedecida, y como resultado, en cada ciudad y cada pueblo se levantaban monumentos a su gloria. Su verdad era proclamada en todo el mundo”. Testimonios para la Iglesia, Volumen 9, p. 24. Si tan sólo un alma fuese salvada de cada ciudad y aldea habrá varias veces 144.000 almas vivientes.
Isaías 35:7 – “El lugar seco (el lugar que ahora esta enteramente privados de la Verdad) se convertirá en estanque, y el sequedal (la tierra que está sedienta de la Verdad) en manaderos de aguas; en la morada de chacales, en su guarida, será lugar de cañas y juncos”.
Habrá frutos aún en la habitación del dragón.
Isaías 35:8 – “Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad; no pasará inmundo por él; sino que él mismo estará con ellos; el que anduviere en este camino, por torpe que sea no se extraviará”.
Ninguno será dejado en el “desierto”, porque habrá un camino real para todos los seguidores de la Verdad de Dios. No importa como sean ellos, iletrados, o cualquier otra cosa, ellos no cometerán errores. Sin duda todo el “trigo” será recogido y puesto en el “granero”, el Reino. (Véase el Tratado No. 3, El Juicio y la Cosecha).
Isaías 35:9 – “ “No habrá allí león, ni fiera subirá por él; ni allí se hallará, para que caminen los redimidos”.
Una vez que los hipócritas sean echados fuera, nunca más
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se les permitirá volver y peligrar la paz del pueblo de Dios. Solamente los redimidos andarán por el camino Real de la Santidad. Y ¿a dónde lleva este Camino Real? El siguiente versículo da la respuesta.
Isaías 35:10 – “Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas: y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido”.
Si, este camino Real lleva a Sion. Con cantos y gozo eterno entrarán los redimidos en el, para nunca más entristecerse o lamentarse. “Delante de Jehová que vino: Porque vino a juzgar la tierra, Juzgará al mundo con justicia, y a los pueblos con su Verdad”. Salmos 96:13.
Hermano, Hermana, los sacrificios que tengamos que sufrir, son nada en comparación con el privilegio de dirigirnos a Sion por la vía del Camino Real de Santidad. Reflexione acerca de esto, y obre. No permita que algo le impida obedecer la Verdad de Dios en este tiempo – el día en el cual las naciones ven Edóm perecer y el desierto florecer. Actúe ahora mientras el camino para Sion se está preparando.
“Todos nos ubicamos bajo el árbol, y nos sentamos para contemplar la gloria de aquel paraje, cuando los Hnos. Fitch y Stockman, que habían predicado el Evangelio del reino y a quienes Dios había puesto en el sepulcro para salvarlos, se llegaron a nosotros y nos preguntaron qué había sucedido mientras ellos dormían. Procuramos recordar las pruebas más graves por las que habíamos pasado, pero resultaban tan insignificantes frente al incomparable y eterno peso de gloria que nos rodeaba, que no pudimos referirlas y todos exclamamos: ‘¡Aleluya! Muy poco nos ha costado el cielo’. Pulsamos entonces nuestras áureas arpas cuyos ecos resonaron en las bóvedas del cielo.”. Primeros Escritos, p. 17.
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