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Llamadas Oportunas
La Única Paz de Mente
LOS SIERVOS DE DIOS EN EL
TIEMPO DE LA SIEGA
EL TIEMPO DE LA TRIBULACIÓN DE JACOB; JUDÁ E ISRAEL VOLVIENDO A CASA
EL CERTIFICADO DE DIOS PARA
RESUCITAR, PURIFICAR, Y CONSOLIDAR A JUDÁ E ISRAEL
MEDITACIÓN PARA LA ORACIÓN DE APERTURA
Fundada sobre la Roca
Daré lectura de El Discurso Maestro de Jesucristo, comenzando en la página 123.
D.M.J., pp. 123-124 - “La gente se había sentido profundamente conmovida por las palabras de Cristo … Sus palabras habían herido la raíz de sus ideas y opiniones anteriores; la obediencia a su enseñanza les exigía que cambiasen todos sus hábitos y modos de pensar y obrar. Los pondría en oposición con los maestros de su religión”.
Aún mas, las enseñanzas de Cristo requieren un cambio en el pensar y el obrar, nosotros no debemos sorprendernos si esto es lo que Su mensaje de hoy requiere de nosotros. Permítanos concluir la lectura de hoy volviéndose a la página 126.
D.M.J., p. 126 - “… Aquel que, a semejanza de los judíos del tiempo de Cristo, edifica sobre el fundamento de ideas y opiniones humanas, de formalidades y ceremonias inventadas por los hombres o sobre cualesquiera obras que se puedan hacer independientemente de la gracia de Cristo, erige la estructura de su carácter sobre arena movediza. Las tempestades violentas de la tentación barrerán el cimiento de arena y dejarán su casa reducida a escombros sobre las orillas del tiempo”.
Oremos para que Dios nos ayude a tener la seguridad de que la fundación de nuestra fe esté edificada sobre la Roca sólida; que podamos saber que cualquier cosa deficiente tarde o temprano caerá; que dejemos que el Señor tenga su camino en nosotros; dejemos que El cambie nuestros hábitos y prácticas de los que ellos son, a lo que deben ser.
Copyright, 1953
Todos los derechos reservados
V.T. HOUTEFF
Vol. 1, N° 46 2
LOS SIERVOS DE DIOS EN EL TIEMPO DE LA SIEGA
TEXTO DE LA ALOCUCIÓN POR V. T. HOUTEFF
MINISTRO DE LOS DAVIDIANOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA
EL SÁBADO, 21 DE JUNIO DE 1947
CAPILLA DEL MONTE CARMELO
WACO, TEXAS
Estudiemos ahora el capítulo cuarenta y nueve de Isaías. Este capítulo trata de los siervos de Dios en el tiempo de la siega, su linaje racial, y su necesidad de expansión territorial. Comencemos con los tres primeros versículos.
Isaías 49:1-3 – “Oídme, costas, y escuchad, pueblos lejanos. Jehová me llamó desde el vientre, desde las entrañas de mi madre tuvo mi nombre en memoria. Y puso mi boca como espada aguda, me cubrió con la sombra de su mano; y me puso por saeta bruñida, me guardó en su aljaba; y me dijo: Mi siervo eres, oh Israel, porque en ti me gloriaré”.
El Espíritu de Dios en la persona de Israel, declara por medio del profeta Isaías que Israel fue nacido por ninguna otra razón que la de ser siervo de Dios. Este hecho tiene que ser conocido por todo el mundo, aun hasta las islas del mar.
Desde que el mismo Jacob había muerto mucho antes de que el profeta Isaías escribiera, la verdad claramente manifiesta que el Espíritu de Dios en esta escritura habla, no personalmente al mismo Jacob sino de sus descendientes, aquellos a quienes la verdad se le hace saber y quienes tienen la responsabilidad de esparcirla cerca y lejos; es claro, entonces, que el
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pueblo en quien el Señor tiene que ser glorificado. Y quienes otra vez traen a Jacob otra vez a El (Isaías 49:3, 5), tendrá que ser conocido internacionalmente. Ellos son los que terminan la obra del evangelio – el mismo fin. El Señor pone en ellos una boca como espada aguda.
Estos tienen que ser Sus siervos en la obra de congregar al pueblo, en el día que el Señor es glorificado. Como si así fuera, estar ocultos en Su aljaba, denota que cuando ellos vengan a la viva luz tiene que ser esto una completa sorpresa para todos. El mundo sabrá por primera vez que estos siervos son los últimos de los descendientes de Jacob y sus siervos escondidos. Aquellos quienes reúnen a su pueblo aún desde las islas del mar.
Esta escrito otra vez que – “Pocos grandes hombres estarán empeñados en la solemne obra final. Ellos son suficientes a si mismos, independientes de Dios, y El no puede ocuparlos. El Señor tiene siervos fieles, que serán descubiertos a la vista en el sacudimiento del tiempo de prueba. Hay unos de gran precio que ahora están encubiertos que no han doblado su rodilla ante Baal. Ellos no han tenido la luz que ha estado brillando en concentrado resplandor sobre vosotros. Pero bien puede ser que bajo el rudo y repulsivo parecer exterior este revelada la brillantez de un genuino carácter Cristiano”. – Testimonios para la Iglesia, Volumen 5, p. 75.
Isaías 49:4 – “Pero yo dije: Por demás he trabajado, en vano y sin provecho he consumido mis fuerzas; pero mi causa está delante de Jehová, y mi recompensa con mi Dios”.
Al principio de su trabajo los resultados deben ser tales que traen casi un completo desaliento.
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Sin embargo ellos saben que son llamados por Dios, y así ellos encomiendan su juicio, su obra y éxito al Señor.
Isaías 49:5 – “Ahora pues, dice Jehová, el que me formó desde el vientre para ser su siervo, para hacer volver a él a Jacob y para congregarle a Israel (porque estimado seré en los ojos de Jehová, y el Dios mío será mi fuerza)”.
Para su ánimo, se les ha dicho que aunque Israel no sea juntado, (por lo tanto él será reunido) con todo y eso, ellos serán estimados a los ojos de Jehová, y el Señor Dios será su fortaleza. Desde que ellos son (en ningún otro tiempo, sino en los días que esta profecía se cumpla) llamados para traer otra vez a Jacob, esto muestra que Jacob (el pueblo de Dios en su estado Jacobita) debe salir del Señor. Ahora ellos deben ser traídos de vuelta a El por un poderoso reavivamiento y reforma.
Isaías 49:6 – “Dice: Poco es para mí que tú seas mi siervo para levantar las tribus de Jacob, y para que restaures el remanente de Israel; también te di por luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta lo postrero de la tierra”.
Estas escrituras tienen como tipo el tiempo cuando finalmente los Apóstoles fueron instituidos para predicar el evangelio tanto a los Gentiles como a los Judíos. Más levantar las tribus de Jacob, es levantar los primeros frutos, los 144.000 – 12.000 de cada tribu de Israel (Apocalipsis 7:3). Además, el ser luz y salvación hasta el fin del mundo, significa que en estos últimos días los siervos de Dios están por terminar la obra del evangelio, son los predicadores del evangelio del reino en todo el mundo por testimonio a todas la naciones, y entonces vendrá el fin (Mateo 24:14).
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Así pues, nuestro privilegio, no es solamente traer la luz de Dios a la denominación donde los “primeros frutos” (los 144.000 – Apocalipsis 14:4) de la gran siega espiritual, sino también traer la luz a los segundos frutos, la gran multitud de entre todas las naciones, una multitud que ninguno puede contar (Apocalipsis 7:9).
Los que son privilegiados de esta manera son los descendientes de Jacob, como el Señor Mismo lo testifica. Ellos deben ser “las tribus perdidas de Israel” que ahora están viniendo a la luz.
Isaías 49:7 – “Así ha dicho Jehová, Redentor de Israel, el Santo suyo, al menospreciado de alma, al abominado de las naciones, al siervo de los tiranos: Verán reyes, y se levantarán príncipes, y adorarán por Jehová; porque fiel es el Santo de Israel, el cual te escogió”.
Es visto aquí que el Señor habla a un pueblo a quien los hombres desprecian, a ellos a quienes las naciones abominan, a un siervo de los tiranos, no denominacionalmente reconocidos ministros. Esto es, este siervo del Señor, como las Escrituras hacen claro, es despreciado y abominado tanto como el Señor Mismo. Entonces el odio que está acumulado sobre nosotros por nuestros hermanos Laodicenses, no debe desalentarnos sino más bien animarnos. ¿Y porqué? - Porque el Espíritu del Señor Mismo testifica que nosotros somos los siervos de Dios para este tiempo, que El tiene que bendecir nuestra obra tanto que aun los reyes verán nuestra prosperidad y príncipes vendrán y adorarán.
Isaías 49:8 – “Así dijo Jehová: En tiempo aceptable te oí, y en el día de salvación te ayudé; y te guardaré, y te daré
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por pacto al pueblo, para que restaures la tierra, para que heredes asoladas heredades”.
Dios tiene que oirnos en tiempo de prueba, un tiempo en que podemos ser sellados y preservados como alianza del pueblo para establecer la tierra, y heredar desoladas heredades – para restaurar todas las cosas.
Isaías 49:9 – “Para que digas a los presos: Salid; y a los que están en tinieblas: Mostraos. En los caminos serán apacentados, y en todas las alturas tendrán sus pastos”.
No importa en donde pueda estar el pueblo de Dios, ni bajo que circunstancias ellos estén colocados, a pesar de todo ellos podrán oír a Sus siervos proclamar el año del jubileo final y todos serán libertados, todos compartirán esta grande y creciente fiesta espiritual.
Isaías 49:10, 11 – “No tendrán hambre ni sed, ni el calor ni el sol los afligirá; porque el que tiene de ellos misericordia los guiará, y los conducirá a manantiales de aguas. Y convertiré en camino todos mis montes, y mis calzadas serán levantadas”.
El Señor garantiza aquí que ahora en el tiempo de la congregación no habrá obstrucción de ninguna clase, porque El es el Maestro de la situación.
Isaías 49:12 – “He aquí éstos vendrán de lejos; y he aquí éstos del norte y del occidente, y éstos de la tierra de Sinim”.
Los caminos reales de Dios estarán llenos y levantados y una multitud traída de todos los cabos de la tierra caminará en ellos con toda seguridad.
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Isaías 49:13 – “Cantad alabanzas, oh cielos, y alégrate, tierra; y prorrumpid en alabanzas, oh montes; porque Jehová ha consolado a su pueblo, y de sus pobres tendrá misericordia”.
No que el Señor consolará a Su pueblo, sino que ya los ha consolado, El los ha llenado con la Verdad.
Isaías 49:14 – “Pero Sion dijo: Me dejó Jehová, y el Señor se olvidó de mí”.
Los que tienen que ser los habitantes de Sion (los 144.000) antes de ser sellados, piensan que Dios los ha olvidado y abandonado. Con todo, la respuesta ellos es esta:
Isaías 49:15 – “¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti”.
Con todo esto algunos, más bien que orar por el restablecimiento de Sion, están orando actualmente en contra de ello, sin embargo, pronto se desengañarán que Dios enteramente está de parte de esto.
Isaías 49:16 – “He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida; delante de mí están siempre tus muros”.
Conforme con todas las apariencias naturales parece que Dios ha olvidado a Sion, el lugar de Su trono terrenal; que El ha dejado que Sus enemigos la maltraten y desfiguren a la exaltada colina de Sion. Pero el Señor Mismo, afirma que por esta Sion y por la libertad de su pueblo fue clavado en la cruz.
Isaías 49:17 – “Tus edificadores vendrán aprisa; tus
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destruidores y tus asoladores saldrán de ti”.
Los hijos de Sion estarán ansiosos de venir a ella, más sus enemigos, los pecadores serán apartados lejos de ella.
Isaías 49:18, 19 – “Alza tus ojos alrededor, y mira: todos éstos se han reunido, han venido a ti. Vivo yo, dice Jehová, que de todos, como de vestidura de honra, serás vestida; y de ellos serás ceñida como novia. Porque tu tierra devastada, arruinada y desierta, ahora será estrecha por la multitud de los moradores, y tus destruidores serán apartados lejos”.
La palabra “mira” llama nuestra atención a una numerosa multitud de preciosas almas preparadas ya para venir. En ellas se gloriarán los siervos de Dios. A más de esto, no obstante el gran número de pecadores son apartados, la tierra será tan angosta por la gran multitud que viene.
Isaías 49:20 – “Aun los hijos de tu orfandad dirán a tus oídos: Estrecho es para mí este lugar; apártate, para que yo more”.
De todos estos versículos sacamos por consecuencia que los hijos que Sion perderá, son los que rehusen ser convertidos. Por esta pérdida, un gran número será agregado a ella, y por esta causa la tierra será muy angosta. Los versículos que siguen dan fuerza a este concepto:
Isaías 49:21-23 – “Y dirás en tu corazón:
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¿Quién me engendró éstos? Porque yo había sido privada de hijos y estaba sola, peregrina y desterrada; ¿quién, pues, crió éstos? He aquí yo había sido dejada sola; ¿dónde estaban éstos? Así dijo Jehová el Señor: He aquí, yo tenderé mi mano a las naciones, y a los pueblos levantaré mi bandera; y traerán en brazos a tus hijos, y tus hijas serán traídas en hombros. Reyes serán tus ayos, y sus reinas tus nodrizas; con el rostro inclinado a tierra te adorarán, y lamerán el polvo de tus pies; y conocerás que yo soy Jehová, que no se avergonzarán los que esperan en mí”.
Aunque nosotros somos ahora aborrecidos e ignorados, viene el día en que seremos consolados. Los grandes hombres de la tierra, por decir así, “lamerán el polvo” de nuestros pies.
Isaías 49:24, 25 – “¿Será quitado el botín al valiente? ¿Será rescatado el cautivo de un tirano? Pero así dice Jehová: Ciertamente el cautivo será rescatado del valiente, y el botín será arrebatado al tirano; y tu pleito yo lo defenderé, y yo salvaré a tus hijos”.
Ningún poder en el mundo nunca más será capaz de tener al pueblo de Dios humillado hasta el polvo.
Isaías 49:26 – “Y a los que te despojaron haré comer sus propias carnes, y con su sangre serán embriagados como con vino; y conocerá todo hombre que yo Jehová soy Salvador tuyo y Redentor tuyo, el Fuerte de Jacob”.
Nuestros enemigos se matarán unos a otros con tan grande celo como si se hubieran embriagado con vino dulce.
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Entonces todos ellos reconocerán que el Señor, el Todopoderoso de Jacob, es nuestro Salvador y Redentor. ¿Será posible que con todo esto durmamos todavía? O ¿nos levantaremos por la justicia de Cristo para estar listos para encontrar al Señor y morar con El en Su Reino?.
Tu oportunidad y el tiempo de tu decisión es ahora y no te conviene despreciarla. Debes tener una firme y activa posición con este movimiento laico, en esta obra que es primero para la iglesia y después para el mundo.
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MEDITACIÓN PARA LA ORACIÓN DE APERTURA
La súplica misericordiosa de Dios
Daré lectura de El Discurso Maestro de Jesucristo, página 127, comenzando en el primer párrafo -
D.M.J., pp. 127 - “Hoy todavía la misericordia invita al pecador. ‘Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis?’ La voz que habla a los impenitentes es la voz de Aquel que exclamó, con el corazón lleno de angustia, cuando miró la ciudad objeto de su amor: ‘¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste! e aquí, vuestra casa os es dejada desierta’. En Jerusalén vio Jesús un símbolo del mundo que había rechazado y despreciado su gracia. ¡Lloraba, oh corazón endurecido, por ti! Aún mientras Jesús vertía lágrimas sobre el monte, Jerusalén habría podido arrepentirse y escapar a su condenación. Por corto tiempo el Don de los cielos siguió aguardando su aceptación. Así también, oh corazón, Cristo te habla aún con acentos de amor: ‘He aquí, yo estoy a la puerta y llamo: si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo’. ‘He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación’”.
Oremos para que gozosamente respondamos a la súplica misericordiosa de Dios, que nos demos cuenta que su designio es salvarnos de la ruina eterna, que respondamos ahora en el día de salvación, que sepamos que El está suplicando por nosotros hoy, como suplicó por Jerusalén en el tiempo de su primera venida, que la puerta de nuestros corazones nunca se cierre para El.
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EL TIEMPO DE LA TRIBULACIÓN DE JACOB;
JUDÁ E ISRAEL VOLVIENDO A CASA
TEXTO DE LA ALOCUCIÓN POR V. T. HOUTEFF
MINISTRO DE LOS DAVIDIANOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA
EL SÁBADO, 28 DE JUNIO DE 1947
CAPILLA DEL MONTE CARMELO
WACO, TEXAS
Continuemos estudiando el mismo asunto que hemos estado estudiando en el libro de Isaías, pero hoy lo estudiaremos en el libro de Jeremías.
Para comenzar, notemos que el primer capitulo del libro trata de los pecados del antiguo Judá e Israel, y la dureza de su corazón, y su consiguiente dispersión entre las naciones de los Gentiles. Sin embargo, el capitulo treinta, trata no con el esparcimiento del antiguo Judá e Israel, sino con la reunión del Judá e Israel de nuestro día.
Comencemos ahora el estudio con los tres primeros versículos -
Jeremías 30:1-3 – “Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: Así habló Jehová Dios de Israel, diciendo: Escríbete en un libro todas las palabras que te he hablado. Porque he aquí que vienen días, dice Jehová, en que haré volver a los cautivos de mi pueblo Israel y Judá, ha dicho Jehová, y los traeré a la tierra que di a sus padres, y la disfrutarán”.
Notad que ambos Judá e Israel unidos tienen la promesa de volver a su tierra. Como éstos
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nunca se ha realizado, la profecía tiene todavía que ser cumplida.
Jeremías 30:4-6 – “Estas, pues, son las palabras que habló Jehová acerca de Israel y de Judá. Porque así ha dicho Jehová: Hemos oído voz de temblor; de espanto, y no de paz. Inquirid ahora, y mirad si el varón da a luz; porque he visto que todo hombre tenía las manos sobre sus lomos, como mujer que está de parto, y se han vuelto pálidos todos los rostros”.
La causa del temor aquí predicho es fundamentalmente inútil e innecesario, declara el Señor.
Jeremías 30:7 – “¡Ah, cuán grande es aquel día! tanto, que no hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será librado”.
El pueblo que tiene que venir a este antitípico tiempo de angustia está volviendo a su tierra, son consolados. Aparentemente este mal es suficiente para espantar a todos, pero el consejo alentador de Dios es “no temáis”.
Si nosotros somos aquellos que realmente creemos lo que dice Dios, deberíamos regocijarnos más bien que temer el tiempo cuando venga la tribulación de Jacob sobre nosotros. Para tener capacidad de hacer esto, debemos comenzar en cultivar más fe en la palabra de Dios, de la que hemos tenido.
Claramente la carga de este capítulo es concerniente al antitípico retorno a la patria. Aunque pueda parecer una terrible angustia, los resultados son los mismos como en el tipo. Ciertamente ahora no lo podemos apreciar en este estudio como debiera ser, pero el tiempo viene pronto cuando ahondaremos profunda y diligentemente como si saliéramos debajo de una avalancha. Aunque aquellos que tienen poca fe en la Palabra de Dios, el estudio no les hará mucho bien. Ahora es el tiempo para comenzar a cultivar la fe que necesitamos tener.
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Jacob, nuestro tipo, sabía bien que Dios había ordenado su vuelta de Padan-aram a su tierra natal, y todavía así tembló cuando oyó decir que Esaú con cuatrocientos hombres venía a encontrarlo. Además de sufrir por el temor, él fue obligado a luchar con el ángel toda la noche, pero él prevaleció solamente porque no dejó ir al ángel hasta que lo bendijera. Y el resultado final fue que a la mañana siguiente, Esaú, más bien que destruir la compañía de Jacob, bondadosamente saludó a Jacob con un beso y cordialmente le invitó a volver a casa. Así que cuando toda esta obra fue hecha, Jacob claramente vio que no tenía necesidad de todo lo que había temido. Cuán confortante es que ”Y estas cosas acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos” (1ª. Corintios 10:11). Que lo que pasó a Jacob es seguro que nos pase a nosotros y cuán confortante es saber todas estas cosas. Ahora como nunca antes con anticipación vemos que donde hay tipo, hay también antitipo, y que donde no hay tipo no hay verdad.
Jeremías 30:8 – “En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, yo quebraré su yugo de tu cuello, y romperé tus coyundas, y extranjeros no lo volverán más a poner en servidumbre”.
Este versículo dice claramente que Dios tiene que libertar a su pueblo del yugo de los Gentiles, y que extraños (inconversos) no los angustiarán más.
Jeremías 30:9 – “Sino que servirán a Jehová su Dios y a David su rey, a quien yo les levantaré”.
Los seguidores de la verdad no servirán por más tiempo a otros, sino que servirán al Señor, y a un rey que Dios mismo proveerá.
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Jeremías 30:10 – “Tú, pues, siervo mío Jacob, no temas, dice Jehová, ni te atemorices, Israel; porque he aquí que yo soy el que te salvo de lejos a ti y a tu descendencia de la tierra de cautividad; y Jacob volverá, descansará y vivirá tranquilo, y no habrá quien le espante”.
Así que no hay necesidad de temor, sino necesidad de fe en las promesas de Dios.
Jeremías 30:11 – “Porque yo estoy contigo para salvarte, dice Jehová, y destruiré a todas las naciones entre las cuales te esparcí; pero a ti no te destruiré, sino que te castigaré con justicia; de ninguna manera te dejaré sin castigo”.
El castigo que Israel sufrió es su esparcimiento entre los Gentiles, como está expresado en los siguientes versículos. No obstante el tiempo de su libramiento ha llegado, y debemos alegrarnos por esto y dar a Dios la gloria.
Jeremías 30:12-19 – “Porque así ha dicho Jehová: Incurable es tu quebrantamiento, y dolorosa tu llaga. No hay quien juzgue tu causa para sanarte; no hay para ti medicamentos eficaces. Todos tus enamorados te olvidaron; no te buscan; porque como hiere un enemigo te herí, con azote de adversario cruel, a causa de la magnitud de tu maldad y de la multitud de tus pecados. ¿Por qué gritas a causa de tu quebrantamiento? Incurable es tu dolor, porque por la grandeza de tu iniquidad y por tus muchos pecados te he hecho esto. Pero serán consumidos todos los que te consumen; y todos tus adversarios, todos irán en cautiverio; hollados serán los que te hollaron, y a todos los que hicieron presa de ti daré en presa. Mas yo haré
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venir sanidad para ti, y sanaré tus heridas, dice Jehová; porque desechada te llamaron, diciendo: Esta es Sion, de la que nadie se acuerda. Así ha dicho Jehová: He aquí yo hago volver los cautivos de las tiendas de Jacob, y de sus tiendas tendré misericordia, y la ciudad será edificada sobre su colina, y el templo será asentado según su forma. Y saldrá de ellos acción de gracias, y voz de nación que está en regocijo, y los multiplicaré, y no serán disminuidos; los multiplicaré, y no serán menoscabados”.
El pueblo después de haber terminado su cautividad, realizará por completo la misericordia de Dios y su sabiduría para salvarlos. Ellos serán para siempre felices, porque él los multiplicará en la tierra de sus padres, y los hará grandes.
Jeremías 30:20 – “Y serán sus hijos como antes, y su congregación delante de mí será confirmada; y castigaré a todos sus opresores”.
El reino (la iglesia purificada y aparte del mundo) es tan real y natural como fue el reino del antiguo Israel, pero no habrá pecadores en él.
Jeremías 30:21-23 – “De ella saldrá su príncipe, y de en medio de ella saldrá su señoreador; y le haré llegar cerca, y él se acercará a mí; porque ¿quién es aquel que se atreve a acercarse a mí? dice Jehová. Y me seréis por pueblo, y yo seré vuestro Dios. He aquí, la tempestad de Jehová sale con furor; la tempestad que se prepara, sobre la cabeza de los impíos reposará”.
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“De ella saldrá su príncipe”: quiere decir que este Reino será gobernado bajo una Teocracia. La expresión “he aquí” llama la atención a algo que puede verse que la tempestad de Jehová está ya haciendo su obra. Ninguna maravilla, es entonces que estemos teniendo toda clase de desórdenes, grandes pérdidas de vidas y propiedad por toda la tierra.
Jeremías 30:24 – “No se calmará el ardor de la ira de Jehová, hasta que haya hecho y cumplido los pensamientos de su corazón; en el fin de los días entenderéis esto”.
El mismo hecho de que esta verdad está hoy siendo revelada, y también el hecho de que todas estas cosas predichas en las escrituras están ahora teniendo lugar, claramente muestra que estamos viviendo en los últimos días— los días en que debemos considerar las causas de los males que envuelven al mundo entero, y que por esto hagamos nuestra llamada y segura elección.
¡Cuán agradecidos debemos estar de que el Señor nos está dando “alimento a su debido tiempo”! Aunque las gentes se maten por millones unas a otras al fin de librarse del yugo de otra nación, Moisés libró al antiguo Israel sin ningún siniestro. Ahora sabemos que la fe mueve montañas, mientras que la duda arruina las naciones. No debemos ser necios nunca más ni tardíos de corazón para creer todo lo que los profetas han escrito. (Lucas 24:25) “Creed”. Este era el lema de Jesús, y también debía ser el nuestro. Los que dudan nunca entrarán en su reino.
Estas cosas son escritas “para que creáis …”. Juan 20:31.
Aquí no hay sino una sensible conclusión a la que podemos llegar, y esta es para todos lo que sinceramente acepten y cumplan con todo lo que los profetas han escrito. Que ninguno distraiga nuestra atención de esta verdad.
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MEDITACIÓN PARA LA ORACIÓN DE APERTURA
Construir sobre Firme Fundamento
Daré lectura de El Discurso Maestro de Jesucristo, página 127, comenzando en el segundo párrafo. Incidentalmente, este es el último capítulo del libro.
D.M.J., p. 127 - “Los que cifran sus esperanzas en sí mismos están edificando sobre la arena. Aún no es demasiado tarde para escapar de la ruina inminente. Huyamos en procura de fundamento seguro antes que se desate la tempestad. tanto, Jehová el Señor dice así: ‘He aquí que yo he puesto en Sion por fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable; el que creyere, no se apresure’. ‘Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más’. ‘No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia’. ‘No os avergonzaréis ni os afrentaréis, por todos los siglos’”.
Oraremos para que nos desprendamos del egoísmo y plenamente confiemos en Dios, que edifiquemos no sobre un fundamento arenoso, sino sobre la Roca sólida, sobre un seguro fundamento que no será arrastrado cuando venga la tormenta.
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EL CERTIFICADO DE DIOS PARA RESUCITAR, PURIFICAR, Y CONSOLIDAR A JUDÁ E ISRAEL
TEXTO DE LA ALOCUCIÓN POR V. T. HOUTEFF
MINISTRO DE LOS DAVIDIANOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA
EL SÁBADO, 5 DE JULIO DE 1947
CAPILLA DEL MONTE CARMELO
WACO, TEXAS
Esta tarde vamos a estudiar el capítulo 31 de Jeremías. Este capítulo contiene la garantía de la Inspiración de que el pueblo de Dios vuelve a su tierra. Reconoceréis que este capítulo, contiene una profecía para estos últimos días.
Jeremías 31:1 – “En aquel tiempo, dice Jehová, yo seré por Dios a todas las familias de Israel, y ellas me serán a mí por pueblo”.
La frase, “en aquel tiempo”, lleva nuestros pensamientos al capítulo 30, versículo 24, donde explica que el tiempo es los últimos días, nuestro tiempo. Así es que, no muchos días en lo futuro, nuestro Dios será el Dios de todas las familias de Israel, el Dios de toda la iglesia. Santos y pecadores durante el Juicio para los Vivos no estarán mezclados.
Jeremías 31:2 – “Así ha dicho Jehová: El pueblo que escapó de la espada halló gracia en el desierto, cuando Israel iba en busca de reposo”.
El pueblo que sobreviva a su cautividad, tiene que hallar gracia en la tierra de los Gentiles - en “ el desierto”, lejos de la viña. (Si la Tierra Prometida es la viña - Isaías 5 - entonces ¿qué será el desierto sino la tierra de los Gentiles?) El pueblo de Dios
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hallará esta gracia al tiempo que el Señor hace que ellos reposen de su “hospedaje” – después el juicio comienza en la casa de Dios (1ª. Pedro 4:17) tendrá lugar.
Jeremías 31:3 – “Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia”.
Al tiempo que esta profecía se cumpla el pueblo se dará cuenta que el Señor realmente le ha amado, y que Él los traerá a Sí Mismo con amor.
Jeremías 31:4 – “Aún te edificaré, y serás edificada, oh virgen de Israel; todavía serás adornada con tus panderos, y saldrás en alegres danzas”.
El Señor asegura a Su pueblo que aunque las naciones de los Gentiles han destruido su Reino Él lo restaurará, y vendrá a ser una nación feliz y llena de gozo. Estas promesas implican que ahora el pueblo no está adornado, ni es feliz. Nosotros tal vez no realizamos esto, pero Dios es el que lo sabe mejor.
Jeremías 31:5 – “Aún plantarás viñas en los montes de Samaria; plantarán los que plantan, y disfrutarán de ellas”.
Aunque la mayor parte del mundo cree que las Diez tribus, el Reino de Israel, están perdidas entre las naciones de los Gentiles, y su Reino perdido para siempre, sin embargo, Dios que hace todo según su buen placer, declara claramente que los fieles, después que se separen de los impíos, serán juntados y traídos otra vez a los montes de Samaria; y que ellos plantarán y comerán el fruto de su plantío como una cosa común.
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Jeremías 31:6 – “Porque habrá día en que clamarán los guardas en el monte de Efraín: Levantaos, y subamos a Sion, a Jehová nuestro Dios”.
Los futuros atalayas del Monte de Efraín, más bien que separarse a sí mismos del Monte de Sion como lo hicieron antiguamente, llevarán los laicos alegremente a Sion. No más tendrán que preguntar, ¿Por qué “nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar”? Juan 4:20.
Jeremías 31:7 – “Porque así ha dicho Jehová: Regocijaos en Jacob con alegría, y dad voces de júbilo a la cabeza de naciones; haced oír, alabad, y decid: Oh Jehová, salva a tu pueblo, el remanente de Israel”.
El “remanente” son los que sobreviven el “Juicio en la casa de Dios”. Ahora, mientras que el pueblo de Dios está morando entre las naciones principales, es urgido a proclamar estas buenas nuevas entre ellos, con cantos, alegría, y alabanza, diciendo, “Oh Jehová, salva a tu pueblo”. Esta verdad es ahora la verdadera verdad presente, y tiene que ser proclamada y recibida. Trabajar y orar para conseguir este fin, es el mensaje de la hora.
Jeremías 31:8 – “He aquí yo los hago volver de la tierra del norte, y los reuniré de los fines de la tierra, y entre ellos ciegos y cojos, la mujer que está encinta y la que dio a luz juntamente; en gran compañía volverán acá”.
Nosotros no debemos temer, nuestros esfuerzos no serán infructuosos. El pueblo sincero de Dios oirá y atenderá el mensaje de hoy día, y el Señor los congregará desde los cuatro cabos de la tierra. Ya sean ciegos o cojos, mujeres o niños, todos
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ellos tornarán a la viña del Señor.
Jeremías 31:9 – “Irán con lloro, mas con misericordia los haré volver, y los haré andar junto a arroyos de aguas, por camino derecho en el cual no tropezarán; porque soy a Israel por padre, y Efraín es mi primogénito”.
La Inspiración dice que el mismo Efraín será “multitud de naciones”. Génesis 48:19, 20.
Jeremías 31:10 – “Oíd palabra de Jehová, oh naciones, y hacedlo saber en las costas que están lejos, y decid: El que esparció a Israel lo reunirá y guardará, como el pastor a su rebaño”.
Dios está hablando y ¿quién se atreverá a no tomar a pecho lo que dice? ¿Quién se atreve a ser indiferente y hacer silencio? A fin de que las naciones sean capaces de decir, “El que esparció a Israel lo juntará y lo guardará”, deben ser naciones que crean, naciones que comprendan estas profecías y promesas. Ellas tienen que hacer lo que nosotros estamos haciendo. Pero desde que ninguna nación está en la actualidad haciendo esto, y desde que nosotros somos los únicos que estamos empeñados en esta obra, resulta que es evidente la verdad de que por medio de nosotros como siervos de Dios, nuestro mensaje tiene que despertar a las naciones - que nosotros, los descendientes de las doce tribus de Israel somos llamados a declarar esta verdad no solamente a nuestros hermanos, sino aún a las naciones. Entonces las naciones son reesparcidas a otras naciones, así lo declaran las Escrituras. Además tenemos que declarar que el pueblo de Dios tiene que ser congregado, y entonces tiene que ser guardado también.
Así es, que nosotros, no debemos perder nuestra confianza. Debemos probar que somos dignos de haber sido llamados.
Jeremías 31:11 – “Porque Jehová redimió a Jacob, lo
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redimió de mano del más fuerte que él”.
Nosotros no somos capaces de redimirnos a nosotros mismos, no somos capaces de retornar a nuestra propia tierra. Dios está cumpliendo todo esto por nosotros. Debemos estar agradecidos que nuestra liberación y nuestra propia redención no dependen de nosotros mismos. Esta responsabilidad es de Dios. Él tiene que redimirnos del más fuerte que nosotros.
Jeremías 31:12-14 – “Y vendrán con gritos de gozo en lo alto de Sion, y correrán al bien de Jehová, al pan, al vino, al aceite, y al ganado de las ovejas y de las vacas; y su alma será como huerto de riego, y nunca más tendrán dolor. Entonces la virgen se alegrará en la danza, los jóvenes y los viejos juntamente; y cambiaré su lloro en gozo, y los consolaré, y los alegraré de su dolor. Y el alma del sacerdote satisfaré con abundancia, y mi pueblo será saciado de mi bien, dice Jehová”.
Estoy seguro, de que estos versículos, no necesitan interpretación ni comentario.
Jeremías 31:15, 16 – “Así ha dicho Jehová: Voz fue oída en Ramá, llanto y lloro amargo; Raquel que lamenta por sus hijos, y no quiso ser consolada acerca de sus hijos, porque perecieron. Así ha dicho Jehová: Reprime del llanto tu voz, y de las lágrimas tus ojos; porque salario hay para tu trabajo, dice Jehová, y volverán de la tierra del enemigo”.
Para comprender estos versículos debemos primero inquirir el pasado histórico de ellos. Raquel, la esposa
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de Jacob, tuvo sólo dos hijos propios de ella, José y Benjamín. Estos fueron los únicos hijos que fueron nacidos a Jacob en la Tierra Prometida. Raquel murió al dar a luz a Benjamín. Y así ella no pudo haber llorado por la pérdida de sus hijos. Ellos estaban con ella cuando murió. De modo que la única conclusión a que podemos venir, es que la Raquel de esta escritura es figurativa.
Ahora, después de la muerte de Salomón el reino fue dividido, las diez tribus tomaron el norte, y dos tribus restantes tomaron el sur. La tribu de José estaba en un reino y la tribu de Benjamín en el otro. Así es que figuradamente Raquel es la madre de ambos reinos - Judá e Israel.
El incidente de Jeremías 31:15 Mateo lo aplicó a la matanza que Herodes hizo de los niños en el intento de matar al Señor (Mateo 2:18). Sin embargo un estudio de este versículo en conjunto con el entero contexto del capítulo, descubrir que este tiene más directa aplicación con la dispersión de ambos reinos, Judá es Israel, y su regreso de la tierra de sus enemigos a la tierra de sus padres.
Jeremías 31:17, 18 – “Esperanza hay también para tu porvenir, dice Jehová, y los hijos volverán a su propia tierra. Escuchando, he oído a Efraín que se lamentaba: Me azotaste, y fui castigado como novillo indómito; conviérteme, y seré convertido, porque tú eres Jehová mi Dios”.
Dos enseñanzas distintas son traídas a la vista en estos versículos: primero que los hijos del reino vendrán otra vez a sus propios bordes; y segundo, que ellos con anticipación experimentarán un gran reavivamiento
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y reforma. Ellos se habrán dado cuenta que el castigo de Dios fue para su propio bien, y que el Señor es su Dios. Esta reforma, juntamente con la misericordia de Dios, es mostrada más adelante en los siguientes versículos:
Jeremías 31:19, 20 – “Porque después que me aparté tuve arrepentimiento, y después que reconocí mi falta, herí mi muslo; me avergoncé y me confundí, porque llevé la afrenta de mi juventud. ¿No es Efraín hijo precioso para mí? ¿no es niño en quien me deleito? pues desde que hablé de él, me he acordado de él constantemente. Por eso mis entrañas se conmovieron por él; ciertamente tendré de él misericordia, dice Jehová”.
Los siguientes versículos contienen el mandato y consejo de Dios para Su pueblo:
Jeremías 31:21 – “Establécete señales, ponte majanos altos, nota atentamente la calzada; vuélvete por el camino por donde fuiste, virgen de Israel, vuelve a estas tus ciudades”.
Aquí la Inspiración muy definitivamente urge al pueblo fiel de Dios a que se aliste para regresar a la Tierra Prometida y continúa:
Jeremías 31:22 – “¿Hasta cuándo andarás errante, oh hija contumaz? Porque Jehová creará una cosa nueva sobre la tierra: la mujer rodeará al varón”.
Como no es posible para una mujer actualmente rodear al varón, la mujer de quien se habla aquí debe ser por lo tanto un símbolo de la iglesia. Y el hombre a quien ella tiene que rodear es, de acuerdo con la Inspiración, el Señor Mismo. La iglesia, por lo tanto, ha de ser capacitada para “rodear” al Señor y de esta manera entrar en una nueva y feliz experiencia.
“Canta y alégrate, hija de Sion; porque he aquí
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vengo, y moraré en medio de ti, ha dicho Jehová. Y se unirán muchas naciones a Jehová en aquel día, y me serán por pueblo, y moraré en medio de ti; y entonces conocerás que Jehová de los ejércitos me ha enviado a ti. Y Jehová poseerá a Judá su heredad en la tierra santa, y escogerá aún a Jerusalén. Calle toda carne delante de Jehová; porque él se ha levantado de su santa morada”. Zacarías 2:10-13.
Jeremías 31:23, 24 – “Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Aún dirán esta palabra en la tierra de Judá y en sus ciudades, cuando yo haga volver sus cautivos: Jehová te bendiga, oh morada de justicia, oh monte santo. Y habitará allí Judá, y también en todas sus ciudades labradores, y los que van con rebaño.”.
Se nos ha dicho vez tras vez que el Reino del Señor, la iglesia purificada, libre de cizaña, no es algo místico, sino que es absolutamente real.
Jeremías 31:25, 26 – “Porque satisfaré al alma cansada, y saciaré a toda alma entristecida. En esto me desperté, y vi, y mi sueño me fue agradable”.
Evidentemente el despertar del profeta debe referirse al despertamiento espiritual del pueblo. Y la dulzura de su sueño debe referirse el deseo que el pueblo tiene de continuar en su soporífero sueño, esto es su tardanza en despertar a todas estas realidades.
Jeremías 31:27 – “He aquí vienen días, dice Jehová, en que sembraré la casa de Israel y la casa de Judá de simiente de hombre y de simiente de
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animal”.
Después que sea establecido este reino en la tierra de la promesa, crecerá con hombres y bestias exactamente como lo explica el simbolismo de Daniel en el capítulo dos: “Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra”. Daniel 2:35. “En los días de estos reyes”, no después de sus días, “el Dios del cielo levantará un reino, … y … [el Reino] desmenuzará y consumirá a todos estos reinos …”. Daniel 2:44
¿Cómo se multiplicarán y llenarán la tierra? Dejad que Isaías el profeta dé la respuesta:
“Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová”. Isaías 2:2, 3.
Jeremías 31:28 – “Y así como tuve cuidado de ellos para arrancar y derribar, y trastornar y perder y afligir, tendré cuidado de ellos para edificar y plantar, dice Jehová”.
Nosotros vemos en este pasaje de las Escrituras como el Señor edificará el Reino y lo ensanchará hasta cubrir la tierra.
Jeremías 31:29, 30 – “En aquellos días no dirán más:
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Los padres comieron las uvas agrias y los dientes de los hijos tienen la dentera, sino que cada cual morirá por su propia maldad; los dientes de todo hombre que comiere las uvas agrias, tendrán la dentera”.
El reino antiguo fue destruido por los pecados de los que gobernaban la nación; y así todos, buenos y malos sufrieron igualmente. Una de las buenas personas que sufrió por el pecado de los malos, fue Daniel. Y siempre ha sido así. Pero ahora hemos venido al día en que cada uno morirá por su propia iniquidad. Se levantará Miguel y “todos los que se hallen escritos en el libro” serán libertados. (Daniel 12:1).
Jeremías 31:31-33 – “He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo”.
Como veis, este nuevo pacto va a tener efecto en el tiempo de la siega. Entonces todo el pueblo de Dios conocerá la diferencia entre el bien y el mal. Entonces conocerán ellos la voluntad y el camino de Dios. Y así tendrán la capacidad para hacer el bien y evitar el mal. Ellos se inclinarán natural y gozosamente para hacer el bien, así como ahora se inclinan a hacer el mal.
Nabucodonosor, Rey de Babilonia fue un gran rey. Él gobernó un gran reino, y habitó en un
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palacio maravilloso. Pero tan pronto como el corazón humano fue quitado de él y puesto en su lugar un corazón de bestia, tan pronto sus propios deseos y maneras lo abandonaron y entraron en él los deseos de las bestias (Véase Daniel 4:16). Así es con el pueblo de Dios: Tan pronto como Él ponga Su ley en sus entrañas y la escriba en sus corazones, así de pronto los deseos de sus corazones carnales y su enemistad en contra de la ley de Dios desaparecerá. El pueblo de Dios no necesitará decir por más tiempo, Cuando nosotros “deseamos hacer el bien, el mal está presente”. “¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?” Romanos 7:24.
Jeremías 31:34 – “Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado”.
Notad que los pecadores y los ignorantes de Dios no se contarán más entre el pueblo de Dios. Ciertamente que se aproxima un cambio. EL presente estado de cosas no continuará de esta manera por más tiempo. Los pecadores tendrán que desaparecer para siempre. ¡Y que felices debemos ser de que si ahora nos arrepentimos, nuestros pecados serán perdonados y olvidados, y de que ninguno nos recordará a ellos!.
Jeremías 31:35, 36 – “Así ha dicho Jehová, que da el sol para luz del día, las leyes de la luna y de las estrellas para luz de la noche, que parte el mar, y braman sus ondas; Jehová de los ejércitos es su nombre: Si faltaren estas leyes delante de mí, dice Jehová, también la descendencia de Israel faltará para no ser nación delante de mí eternamente”.
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Esta es la buena
disposición de Dios garantizada en contra de la duda y la incredulidad. Así
como es de cierto que los recelosos no pueden cambiar las ordenanzas de los
cielos, así es de cierto que el pueblo de Dios vendrá a ser otra vez una
nación Teocrática.
Jeremías 31:37-40 – “Así ha dicho Jehová: Si los cielos arriba se pueden medir, y explorarse abajo los fundamentos de la tierra, también yo desecharé toda la descendencia de Israel por todo lo que hicieron, dice Jehová. He aquí que vienen días, dice Jehová, en que la ciudad será edificada a Jehová, desde la torre de Hananeel hasta la puerta del Angulo. Y saldrá más allá el cordel de la medida delante de él sobre el collado de Gareb, y rodeará a Goa. Y todo el valle de los cuerpos muertos y de la ceniza, y todas las llanuras hasta el arroyo de Cedrón, hasta la esquina de la puerta de los caballos al oriente, será santo a Jehová; no será arrancada ni destruida más para siempre”.
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