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Llamadas Oportunas
La Única Paz de Mente
GUARDANDO LOS MANDAMIENTOS,
EL CORAZÓN DE PIEDRA Y LA MENTE CARNAL
EL PUEBLO QUE DIFICILMENTE TIENE PROBABILIDAD
MEDITACIÓN PARA LA ORACIÓN DE APERTURA
Leeré de Palabras de Vida del Gran Maestro, comenzando en la página 37.
“Los sembradores de la semilla tienen una obra que hacer en cuanto a preparar los corazones para que reciban el Evangelio. Se presenta la palabra con demasiado sermoneo y con muy poca obra de corazón a corazón … De modo que los sembradores tienen algo que hacer para que la semilla no sea ahogada por las espinas o perezca debido a la poca profundidad del terreno … Cada creyente … Debe enseñársele que no ha de ser meramente salvado por el sacrificio de Cristo, sino que ha de hacer que la vida de Cristo sea su vida, y el carácter de Cristo su carácter. Enséñese a todos que han de llevar cargas y deben sacrificar sus inclinaciones naturales. Aprendan la bendición de trabajar para Cristo, imitándolo en la abnegación, y soportando penurias como buenos soldados. Aprendan a confiar en el amor de Cristo y a descargar en él sus congojas. Prueben el gozo de ganar almas para él. En su amor e interés por los perdidos, perderán de vista el yo; los placeres del mundo perderán su poder de atracción y sus cargas no los descorazonarán”.
Vamos a pedir que podamos darnos cuenta que no somos salvados meramente por el sacrificio de Cristo sino que hemos de esforzarnos para ser como él en vida y carácter, y mientras nos interesamos en la salvación de otros, nuestras propias vidas serán refrescadas; que hagamos más obra de corazón a corazón; que debemos llevar cargas y sacrificar las inclinaciones naturales. Así los placeres del mundo perderán su poder de atracción, y sus cargas perderán su poder de descorazonar.
Copyright, 1954
Todos los derechos reservados
V.T. HOUTEFF
Vol. 2, N° 23 2
GUARDANDO LOS MANDAMIENTOS,
EL CORAZÓN DE PIEDRA Y LA MENTE CARNAL
TEXTO DE LA ALOCUCIÓN POR V. T. HOUTEFF
MINISTRO DE LOS D. ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA
EL SÁBADO, 17 DE ENERO DE 1948
CAPILLA DEL MONTE CARMELO
WACO, TEXAS
Nuestro texto de la Escritura se encuentra en Apocalipsis 22:14, 15.
Apocalipsis 22:14, 15 – “Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad. Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira”.
Aquí vemos que sólo los que hacen sus mandamientos tienen el derecho de entrar en la ciudad. Cuando la obra de salvación sea terminada y el pueblo congregado en el hogar, serán los que todavía guardarán los mandamientos de Dios, aún después que el pecado sea erradicado. El pecado sin embargo no puede ser erradicado mientras la ley es transgredida, porque la transgresión de ella es pecado (1ª Juan 3:3, 4). Los mandamientos de Dios, vemos, son eternos, y únicamente cuando los Cristianos comiencen a vivir la vida que la Palabra de Dios apoya, se encontrarán a sí mismos viviendo sobre la ley; sólo entonces serán libres de transgresión.
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Finalmente, si los mandamientos de Dios son eternos, entonces deben haber existido siempre. El Sábado que fue hecho y santificado en la semana de la creación, antes que viniera el pecado, es contenido en los mandamientos. Y, también, Adán no hubiera podido pecar si el mandamiento, “No tendrás otros dioses delante de mí”, no hubiera estado entonces en existencia.
Romanos 7:7 – “Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás”.
La declaración inspirada de San Pablo coloca los diez mandamientos, vemos, en el mismo alcance del Evangelio. Sin los mandamientos, él declara, los seguidores del Evangelio no conocerían lo que es pecado.
Romanos 7:8-10 – “Mas el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mí toda codicia; porque sin la ley el pecado está muerto. Y yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí. Y hallé que el mismo mandamiento que era para vida, a mí me resultó para muerte”.
Aquí vemos que la ley no salva sino condena; y que sin la ley no habría pecado. La ley no salvó a Adán y a Eva, sino que los juzgó indignos del Árbol de la Vida y de un hogar en el Edén. De hecho, los sentenció a muerte. La ley es sólo un maestro de justicia. Eso es todo. No es un salvador.
Romanos 7:12-14 – “De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno. ¿Luego lo
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que es bueno, vino a ser muerte para mí? En ninguna manera; sino que el pecado, para mostrarse pecado, produjo en mí la muerte por medio de lo que es bueno, a fin de que por el mandamiento el pecado llegase a ser sobremanera pecaminoso. Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado”.
La gente que obedece una ley del estado piensa que es un excelente estatuto de libertad, pero los que se deleitan en pecar, para ellos la ley es anatema. Cualquier asesino que por ley ha sido sentenciado a muerte, naturalmente no se deleita en la ley que lo sentenció, ni en la gente que ejecutó su sentencia. Si el tal tuviera su propia manera, aboliría la ley. Todos los criminales se desharían de la ley de Dios, también, porque la ley es espiritual, y ellos son carnales vendidos bajo pecado.
¿Qué pasaría si no hubiese ley en el Reino de Dios, ninguna ley contra el asesinato, y robo o contra envidia y celos? ¿Quién podría estar en el Reino aún por sólo un momento? Si tal fuera el caso, entonces, por supuesto, estaríamos mejor en los reinos del mundo.
El decálogo, además, no es solo un código moral, sino también físico, porque pecar contra la ley involucra los descendientes del pecador, también. Este visita “la maldad de los padres sobre los hijos, hasta la tercera y cuarta generación”. Exodo 20:5.
Entonces, también, todo descendente de Adán es naturalmente nacido en pecado, es dado a pecar:
Romanos 7:15 – “Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago”.
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Siendo tal la suerte del hombre, el hombre carnal aborrece la ley de Dios, y más así porque esta se opone a su voluntad.
Romanos 7:16 – “Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena”.
Si uno se abstiene de robar, consciente que la ley es buena y efectiva, aunque por naturaleza le pueda gustar la idea de robar.
Romanos 7:17-23 – “De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros”.
Aquí, vemos, que nosotros nacemos con la ley del pecado en nosotros, y es absolutamente necesario que la ley de Dios nos restrinja de pecar.
Romanos 7:24, 25 – “¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado”.
Si, Dios y su ley en nuestra mente, lo cual adquirimos únicamente por el estudio de la Palabra de Dios
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nuestra única esperanza para la victoria sobre la ley del pecado y la carne.
Romanos 8:1 – “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”.
En el momento que aceptamos a Cristo como nuestro Salvador, todas nuestras transgresiones contra la ley son borradas, y pagadas por la muerte de Cristo. Si no fuera el caso nosotros mismos tendríamos que pagar la penalidad de la muerte, de la cual no hay resurrección para vida eterna.
Romanos 8:2 – “Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte”.
Aquí el apóstol introduce otra ley, la ley del Espíritu de vida – tres leyes en total: (1) la ley de los diez mandamientos, (2) la ley de la carne, (3) la ley del Espíritu de vida. Pero esta tercera ley, recordemos, es en Cristo, y nos hace libres de la ley de pecado y muerte, sólo si estamos en él.
Romanos 8:3-11 – “Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.
“Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra
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Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros”.
Es nuestro privilegio tener el mismo Espíritu que estaba en Cristo. De hecho, debemos tener ese espíritu si caminemos en novedad de vida, y si tendremos parte en la resurrección de los justos.
Del discurso de Pablo vemos que ser un Cristiano significa cuidar cada paso que se hace, y pelear contra su propia carne, para que no caiga voluntariamente en el abismo del cual no hay escape. Los Cristianos, además, no pueden pecar; su justicia en Cristo es absolutamente segura, porque Cristo ha pagado la penalidad por sus pecados pasados. Además, si accidentalmente peca, tiene un abogado para pelear su caso, a Jesucristo, el justo. Así es que aunque el justo caiga siete veces al día, se levanta, y continúa la carrera y finalmente gana.
Pero supongamos que usted tendría que luchar para guardar los mandamientos de Dios en el Reino de Dios por toda la eternidad, ¿tendrá que luchar como usted lucha ahora? Supongamos que la ley de la carne estará con usted para siempre – ¿Qué
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entonces? ¿Estaría entonces tan ansioso como lo está ahora por un lugar en el Reino? Dios nos dice que esperar.
Jeremías 31:31-34 – “He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado”.
Aquí está una promesa de un nuevo contrato, un nuevo pacto. No es la clase que Dios hizo con nuestros predecesores en el Día que salieron de Egipto, el día que él escribió los mandamientos en tablas de piedra y guardarlos así. En lugar él hace un nuevo pacto, un pacto para escribirlas en nuestro mismo corazón. Entonces cada uno de nosotros consecuentemente le conocerá sin tener que ser enseñado.
Tome nota, entonces, él no hará una nueva ley, sino un pacto nuevo, un contrato nuevo para guardar la ley. La diferencia es que en vez de escribir la ley en las tablas de piedra, él las escribirá en las tablas de carne del
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corazón, la silla que la ley del pecado ocupa ahora.
Este pacto, vemos, será hecho con ambas la casa de Israel y la casa de Judá, – con todo el pueblo de Dios.
La Escritura, recordemos, no dice que nosotros no podemos guardar la ley mientras está escrita en las tablas de piedra, sino que definitivamente dice que nosotros podemos, porque los que quebrantaron la ley son reprobados de hacerlo. Nosotros podemos, por lo tanto, aun ahora inconvenientemente guardar los mandamientos aunque todavía están escritos en piedras. Por causa de conveniencia la mayoría de los Cristianos desean que la ley fuera abolida, y algunos se hacen creer que ha sido abolida, aunque la única ley que ha sido abolida es la ceremonial, la ley de los sacrificios, la sombra del Cordero de Dios.
¿Qué diferencia habrá si la ley es escrita en piedra o en nuestros corazones? – La experiencia de Nabucodonosor, rey de Babilonia revela la respuesta.
Si el rey haya sido forzado a vivir con las bestias, en un establo o en el campo, él habría cometido suicidio si fuera posible. Pero tan pronto como Dios quitó su corazón de hombre, y puso en él corazón de un buey, el rey estaba perfectamente contento de estar con el ganado, y totalmente descontento de vivir en su palacio.
Si lo mismo fuera hecho a alguno de nosotros, nuestros deseos serían los mismos que los del rey. De igual manera, cuando el corazón de piedra sea quitado de nosotros, y el corazón de carne con la
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Ley de Dios escrita sobre nosotros, puesta en nosotros, encontraremos entonces totalmente inconveniente pecar, y mas deleitable guardar los mandamientos de Dios. Y así no necesita temer el tener que luchar para guardar la ley de Dios en el Reino, como lo hace aquí. Usted estará entonces perfectamente feliz de vivir una vida sin pecado. De hecho usted no querrá pecar mas de lo que ahora quiere morir.
¡Verdaderamente maravilloso! Pero ¿cuándo esperamos que tome lugar este milagro? Para encontrar la respuesta a esta pregunta, necesitamos conectar la profecía de Jeremías con la profecía de Ezequiel del mismo evento:
Jeremías 31:8 – “He aquí yo los hago volver de la tierra del norte, y los reuniré de los fines de la tierra, y entre ellos ciegos y cojos, la mujer que está encinta y la que dio a luz juntamente; en gran compañía volverán acá”.
Ezequiel 36:24-28 – “Y yo os tomaré de las naciones, y os recogeré de todas las tierras, y os traeré a vuestro país. Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres, y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios”.
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Los registros de ambos profetas claramente muestran el tiempo en que este milagro será hecho en el corazón de todo el pueblo de Dios. Ambos profetas lo hacen tan claro como puede ser hecho, que este cambio de corazón toma lugar en la Tierra Santa, Palestina, al comienzo del Reino que Dios prometió establecer “en los días de estos reyes” (Daniel 2:44), no después de sus días. Él además dice que nos tomará de entre los gentiles y nos reunirá de todos los países, y nos llevará a nuestra propia tierra (Ezequiel 36:24), la tierra en la que habitaron nuestros padres (Ezequiel 36:28). “Entonces”, en ese tiempo, dice la Inspiración, no antes, esparcirá agua limpia sobre nosotros, nos limpiará de todas nuestras inmundicias, y de todos nuestros ídolos. También, un nuevo corazón pondrá entonces dentro de nosotros (Ezequiel 36:26). Él nos dará su Espíritu y hará que andemos en sus estatutos, y guardemos sus derechos (Ezequiel 36:27). Lea estas escrituras por sí mismo y vea si dicen todo lo que yo estoy tratando de decirle que dicen.
Jeremías 31:35-40 – “Así ha dicho Jehová, que da el sol para luz del día, las leyes de la luna y de las estrellas para luz de la noche, que parte el mar, y braman sus ondas; Jehová de los ejércitos es su nombre: Si faltaren estas leyes delante de mí, dice Jehová, también la descendencia de Israel faltará para no ser nación delante de mí eternamente. Así ha dicho Jehová: Si los cielos arriba se pueden medir, y explorarse abajo los fundamentos de la tierra, también yo desecharé toda la descendencia de Israel por todo lo que hicieron, dice Jehová. He aquí que vienen días, dice Jehová, en que la ciudad será edificada a Jehová, desde la torre de Hananeel hasta la puerta del Angulo. Y saldrá más allá el cordel de la medida delante de él sobre el collado de Gareb,
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y rodeará a Goa. Y todo el valle de los cuerpos muertos y de la ceniza, y todas las llanuras hasta el arroyo de Cedrón, hasta la esquina de la puerta de los caballos al oriente, será santo a Jehová; no será arrancada ni destruida más para siempre”.
La gente puede creer todo lo que desee creer, pero nosotros creeremos en la Biblia. Yo sé que esto es lo que la Biblia enseña, y que este es el plan de Dios para estos eventos. Y puesto que este es el programa de Dios para la limpieza de su pueblo, y para que ellos reciban el nuevo corazón, nuestro mensaje viene a ser importante sobremanera para todo el que desee estar en el Reino. Nosotros sólo podemos poner nuestro corazón y nuestra alma en la obra, luego, dejar a Dios los resultados. Si alguna vez tuvimos que ser todo para Dios y no para el yo, es ahora.
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EL PUEBLO QUE DIFÍCILMENTE TIENE
PROBABILIDAD
TEXTO DE LA ALOCUCIÓN POR V. T. HOUTEFF
MINISTRO DE LOS D. ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA
EL SÁBADO, 24 DE ENERO DE 1948
CAPILLA DEL MONTE CARMELO
WACO, TEXAS
El texto de nuestro tema para esta tarde se encuentra en Proverbios 29:18
Proverbios 29:18 – “Sin profecía el pueblo se desenfrena; mas el que guarda la ley es bienaventurado”.
Al comienzo de nuestro estudio averigüemos hasta que grado ha sido cumplida esta escritura. En los días de Moisés, recordemos, los Egipcios no tenían visión, pero los Hebreos si tenían una visión y un profeta para interpretar la visión. Con este don entre ellos cuando vinieron contra el Mar Rojo los Hebreos fueron preservados, pero los Egipcios perecieron. “El hombre sabio”, vemos, no estaba adivinando cuando dijo “Sin profecía el pueblo será disipado”.
Supongamos, entonces, que el pueblo tiene visión, pero no tiene intérprete para la visión. ¿Qué entonces? Veamos. Se acuerda de Nabucodonosor, rey de Babilonia, tuvo una visión de noche pero no tenía intérprete, no ni uno entre todos sus hombres sabios en el reino. Consecuentemente como ellos eran incapaces de interpretar su visión (Daniel Capítulo 2), se decretó que ellos serían muertos, y ellos habrían perecido si Daniel, el hombre de Dios, no haya estado en la tierra para interpretar la visión del rey.
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Faraón, también, tuvo una visión pero no tuvo intérprete. Y si José no haya estado en la tierra de Egipto para interpretar la visión del rey, los Egipcios y todo el mundo antiguo habría perecido durante los siete años de hambre. Vemos lo que la Biblia dice, es cien por ciento verdad.
Ahora permítame preguntarle una simple pregunta. Si el pueblo sin una visión y sin un intérprete perece, ¿cómo entonces tendrán la visión y el intérprete? San Pedro da la clave.
2ª Pedro 1:19, 20 – “Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada”.
Aquí se nos dice que la profecía, una visión, es la prueba decisiva por la cual juzgar lo que la Verdad Bíblica quiere decir; eso es, si la cosa no está en profecía, si no hay visión de que esta se encuentra en los escritos de los profetas, entonces, no hay verdad en ella. Si, las visiones de los profetas deben ser nuestras visiones si hemos de ser preservados. La profecía, entonces, que él sostiene no es de más interpretación privada que lo que fueron las visiones de Nabucodonosor y Faraón, que los hombres sabios de cualquier pueblo no son capaces de interpretar las profecías secretas de Dios. ¿Por qué? –
2ª Pedro 1:21 – “Porque la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”.
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Esto es exactamente porque la profecía no puede ser de particular interpretación, no sin el Espíritu que dictó las profecías a los santos hombres en lo antiguo. Así que entonces, las profecías no son interpretadas por la voluntad de los hombres, sino por el Espíritu de Verdad, “el Espíritu de Profecía”, el mismo Espíritu que dictó las profecías. Esto, vemos, no es idea mía. Es el claro lenguaje de la Biblia. Pero quizá todavía hay duda en su mente, y si es así haríamos bien en hacerle otra prueba a la Biblia.
Por lo tanto, consideremos de nuevo los reyes de Babilonia y Egipto. Ambos reyes dieron la oportunidad a sus hombres sabios para interpretar algunas de las cosas las cuales nosotros encontramos ahora en la Biblia. Los reyes de esas tierras antiguas dieron a sus hombres sabios no sólo la oportunidad de atraerlos con ricas recompensas por interpretar las visiones, sino aun amenazas de muerte si fracasaban en hacerlo. Esto es verdad especialmente en Babilonia. Sus hombres sabios fracasaron y aun abierta y sabiamente admitieron que revelar las cosas secretas de Dios no era su negocio.
¿No son estas pruebas suficiente fuertes para convencer a algunos de ustedes que las cosas secretas de Dios, tales como las profecías secretas, no son reveladas por hombres finitos, – no, ni por el Diablo siquiera, que cuando Dios quiere que una cosa sea secreta, permanece secreta hasta que El mismo la revela? Entonces cuando es revelada todos deben saber que Dios mismo está obrando. Por consiguiente ¿no se están haciendo tontos los hombres sabios del día al ventilar sus interpretaciones privadas de las Escrituras no reveladas?
Es bastante difícil para la mente ordinaria admitir que está equivocada, entonces por favor dígame
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¿cuán fácilmente admitirán sus errores nuestros hombres sabios, quienes piensan de sí mismos sostenerse sin escudriñar para admitir sus errores? Porque eso es exactamente lo que deben hacer a sus audiencias si ellos mismos han de aceptar las profecías cuando son reveladas por el mismo Espíritu Santo. Y si ellos no desisten de sus interpretaciones privadas y toman la interpretación del Espíritu, ¿no pecarán contra el Espíritu Santo?
Los hombres sabios de Caldea y Egipto no se les permitió avanzar en sus ideas privadas acerca de que podrían significar las visiones del rey, así que al último fue un asunto fácil para ellos decir “no sabemos”. Pero no fue del todo fácil para los sacerdotes, escribas, y Fariseos en los días de Cristo retractar lo que le habían enseñado al pueblo, y tampoco será fácil para los intérpretes privados de hoy, aunque sepan que tal confesión honesta y penosa los haría grandes héroes.
Las interpretaciones privadas de hoy han dañado y confundido al mundo más que en ningún otro tiempo. Mire al mundo de hoy hecho pedazos en sectas. Ha separado el Cristianismo en cientos de sectas, pedazos de todos tamaños, uno en desacuerdo con el otro. ¿Quién puede decir que sus diversas interpretaciones privadas de las Escrituras son inspiradas, confiables, o capaces de servir para algo sino para causar que los Cristianos riñan y discutan entre sí sobre teorías y doctrinas? ¿Están estos presuntuosos intérpretes de las Escrituras trayendo a los Cristianos a un acuerdo, habilitando para un segundo Pentecostés? ¿o los están dividiendo e inhabilitando? ¿No se están haciendo tontos a sí mismos en los ojos del mundo no-Cristiano? Es claro ver que ni siquiera son tan sabios como los hombres sabios de los días de José
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o los días de Daniel. Suena difícil, yo sé, pero sería peor dejarlos durmiendo sin hacer algo para despertarlos. Nadie puede mirar un hombre ciego caminando en un puente abierto sin hacer algo para prevenirlo de caer de sopetón al río. Si ellos no abren sus ojos ahora, entonces ¿quién puede decir que no son el pueblo que difícilmente tiene probabilidad?
Sus interpretaciones teóricas de las Escrituras están formando discordia dentro de toda denominación, y al mismo tiempo sus adeptos oran y hablan de haber recibido o esperan recibir el don del Espíritu. Ellos piden, no tener el don de interpretación inspirada, no tener corregidas sus interpretaciones privadas, o conocer la Verdad mas completamente, sino que piden recibir el don de hacer milagros. Si, eso es todo lo que ellos buscan. ¡Que presunción! ¡Y que insulto a la Inteligencia!
¿Milagros con qué propósito? – Por ningún otro que confundir aún una más grande multitud con sus interpretaciones privadas. Pueden engañar a los hombres pero yo le digo ellos nunca pueden engañar a Dios, y es mejor que ni lo sigan tratando más.
Ahora, supongamos que tenemos una visión y también un intérprete, pero no tenemos fe. ¿Qué entonces? – si tal es nuestro caso, entonces yo creo que en tal estado desventurado de la mente sería mejor que no tuviéramos ni visión, ni intérprete, porque si tenemos ambos una visión y un intérprete, pero no tenemos fe seríamos responsables de rechazar a ambos, y así doble pecado contra el Espíritu Santo. Entonces nos encontraríamos en una situación aún más envidiable
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de la que estuvieron los Judíos.
No hay perdón por pecar contra el Espíritu Santo, contra la Inspiración, porque una vez rechazada no hay nada mas por lo cual un pecador pueda ser traído a Cristo. Consecuentemente no hay mas esperanza para el tal, porque no hay nada mas que el cielo pueda hacer para despertarle a su pobreza, y de ahí que no mas remedio, no perdón de pecado.
Pero uno puede decir, “Yo tengo fe en la Biblia, en la Palabra de Dios”. Podemos tener más fe en la Biblia que la que tuvieron los Judíos, pero si tal fe unilateral fue un daño para los Judíos, entonces ¿qué sería para otros? No, los Judíos no fueron condenados por falta de fe en la Biblia, sino por no tener fe en los mensajeros de Dios, no fe en los profetas y sus interpretaciones de las Escrituras. Además, fe en la Biblia sin fe en el intérprete quien dictó la Biblia es tan bueno como admitir que el pan es en verdad el sostén de vida, pero rehusarse a tomar una mordida de él. Veamos que tiene que decir la Biblia misma concerniente a tales desventurados:
2ª Crónicas 36:14-17 – “También todos los principales sacerdotes, y el pueblo, aumentaron la iniquidad, siguiendo todas las abominaciones de las naciones, y contaminando la casa de Jehová, la cual él había santificado en Jerusalén. Y Jehová el Dios de sus padres envió constantemente palabra a ellos por medio de sus mensajeros, porque él tenía misericordia de su pueblo y de su habitación. Mas ellos hacían escarnio de los mensajeros de Dios, y menospreciaban sus palabras, burlándose de sus profetas, hasta que subió la ira de Jehová contra su pueblo, y no hubo ya remedio. Por lo cual trajo contra ellos al rey
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de los caldeos, que mató a espada a sus jóvenes en la casa de su santuario, sin perdonar joven ni doncella, anciano ni decrépito; todos los entregó en sus manos”.
Los transgresores aquí mencionados, vemos, no fueron dejados a la matanza simplemente porque eran grandes pecadores; Dios tuvo compasión de ellos mientras pecaban, y envió mensajeros para corregirlos e iluminarlos. Pero después que rechazaron sus mensajes, y mataron a sus mensajeros llenos del Espíritu, pecaron contra el Espíritu Santo, entonces no había nada más que él podía hacer sino dejar que sus enemigos los destruyeran.
Consideremos otro ejemplo, este en el tiempo de Jesús. Los Judíos en su tiempo tenían una fe aun más grande en las Escrituras que alguien antes que ellos. Con las Escrituras acusaron, probaron, y crucificaron al Señor. En lo que ellos no tenían fe era en las interpretaciones de Jesús de las Escrituras. Como resultado, algunos años más tarde su ciudad fue destruida, y todo el que se encontraba allí quemado como ratas, solamente porque fracasaron en prestar atención a las instrucciones de Jesús:
Lucas 21:20-22 – “Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado. Entonces los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que en medio de ella, váyanse; y los que estén en los campos, no entren en ella. Porque estos son días de retribución, para que se cumplan todas las cosas que están escritas”.
Sin visión, vemos, el pueblo perece. Y también sin intérprete y sin fe
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del mismo modo perece. Y por eso “el Espíritu de Profecía” es una necesidad absoluta para el pueblo de Dios en todas las generaciones.
El Laodiceanismo hoy, sabemos, está en una situación peor que cualquier pueblo en cualquier otro tiempo, porque por protestar que no hay necesidad de profetas, ninguna necesidad de más verdad, ellos ya los han rechazado, si, matado en realidad. ¿Si ellos no esperan mas verdad y si Jesucristo mismo viniera con mas verdad no lo crucificarían también? Yo sé que no estoy haciendo una declaración imprudente, ni tampoco exagerando, y también sé que la Biblia me sostendrá en lo que estoy diciendo, de otro modo no lo diría.
Hemos visto ahora que las Escrituras no son de particular interpretación, y que el Cristianismo como un todo no tiene intérpretes inspirados, Divinamente asignados, ni siquiera pretende tener uno, y que el pueblo está tan confundido como estaban los tontos edificadores de la torre de Babel cuando su lenguaje fue reemplazado con diversos lenguajes.
Ahora, entonces, si esta es la Verdad que hace a uno libre, y si viene únicamente a través de la Inspiración, y si el Cristianismo fracasa en reconocer esto y no le da así oportunidad a Dios de salvarla, entonces ¿cual será su suerte, y también la suerte de la iglesia misma? Usted sabe la respuesta.
La raíz de este error, entonces, brota del corazón de la iglesia que profesa ser la luz del mundo, porque ella se siente rica y enriquecida, sin necesidad, ni de Verdad, ni de profetas, a pesar del hecho que el Señor mismo le dice que es cuitada, miserable, pobre, ciega, y desnuda, por ser vomitada, y en necesidad de todo (Apocalipsis 3:
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14-18). Pasar por alto esta acusación y todavía decir que no tenemos necesidad de nada es insultar al Señor, y acusar a Dios de haber desechado la tierra, la Iglesia, y el pueblo, y dejarlos a todos para hacer lo mejor que puedan en su confusión y seguridad carnal, esperando levantarse a si mismos de su engaño por las correas de sus botas.
Hay sólo una cosa que su pueblo ha sido enseñado a tener cuidado, y eso es cuidarse de falsos profetas, y como el pueblo no se da cuenta que no puede haber falsos donde no hay verdaderos, ¿no puede ver su contradicción? “¡Qué mayor engaño puede penetrar en las mentes humanas que la confianza de que en ellos todo está bien cuando todo anda mal!” – Joyas de los Testimonios, Volumen 1, página 327. Digo terrible, y significa terrible, porque si siguen imaginando que son ricos y enriquecidos, en necesidad de nada, mientras están destituidos de todo, ciertamente serán “vomitados”.
Si despiertan a su pobreza, este será el milagro más grande desde el comienzo del mundo. Digo que será el más grande, porque no sienten la necesidad de la ayuda de Dios a través de la Inspiración, no esperan nada, son prejuiciosos, sospechosos, y temerosos de todo el que no esté de acuerdo con sus ideas preconcebidas. Por consiguiente son más difícil de alcanzar con la Verdad salvadora de hoy que lo que fueron los Judíos de ayer.
¿Permanecerá la Iglesia para siempre en su engaño, o despertará a su gran necesidad? Tendremos estas preguntas contestadas si vamos al Apocalipsis:
“Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra
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abrió su boca y tragó el río que el dragón había echado de su boca. Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo … porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía”. Apocalipsis 12:16, 17; 19:10.
Aquí está la respuesta de la Biblia, que dice que habrá un pueblo que tendrá el Testimonio de Jesucristo al tiempo que la tierra sorbe el río, los hipócritas. Y puesto que este incidente es futuro aun, muestra que habrá un profeta en la Iglesia, porque la interpretación de la Biblia de “el Testimonio de Jesucristo”, es “el Espíritu de Profecía” (Apocalipsis 19:10). La primera parte del capítulo 19 notaremos que explica que el Espíritu de Profecía es traído a ellos por un hombre, un “siervo”, y que los que lo reciben sienten que lo adoran a él, pero él los dirige a adorar a Dios, no al hombre.
El remanente que es dejado, los santos que no fueron sorbidos por el río del dragón cuando la tierra abre su boca, notamos que tienen el “testimonio de Jesucristo”, el vivo Espíritu de Profecía activo en su medio. Por lo tanto la Iglesia no dormirá para siempre, el verdadero pueblo de Dios despertará a su pobreza, se beneficiarán de esta estupenda llamada, pero el río del dragón llenará las entrañas de la tierra.
Nadie se engañe a sí mismo pensando que la Biblia misma es el activo Espíritu de Profecía. Seamos el pueblo real de Dios, pensadores lógicos, no cazadores atormentados. La Biblia, sabemos, sin el canal humano, es tan inactiva como si solo fuera tinta y papel. Además, el Espíritu, también, separado del hombre, es inactivo también:
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él, también, obra a través del agente humano. De aquí que, sin un intérprete inspirado las profecías secretas y el Espíritu que las revela son inactivos. Además, ¿cómo puede decirse de un grupo en particular que tiene el Espíritu de Profecía, cuando todas las sectas en el Cristianismo tienen la Biblia?
El remanente, que tiene el Espíritu de Profecía entre ellos es dirigido a guardar los mandamientos de Dios, mientras que el resto del mundo, por la influencia del Dragón, los persigue. En esta luz, otra vez se ve que un remanente escapará del presente engaño que ha abofeteado a todo el mundo Cristiano.
Finalmente, ¿qué puede ser el río del Dragón que procede de su boca sino los interpretes de las Escrituras impulsados por el Dragón a través de los cuales él espera causar que la iglesia sea arrebatada?
Verdaderamente los profetas escogidos por sí mismos en el Israel de hoy son más en número que los profetas en el tiempo de Elías. Aquí hay un hecho que sólo una persona sorda y ciega trataría de negar. No, no me es placentero revelar esta Verdad, lo hago sólo porque debo hacerlo. Dios quiere que su pueblo tenga la Verdad, y no tengo alternativa sino decirlo.
Este río contra el cual la Iglesia perpetua está luchando para seguir su camino, será, se nos dice, sorbido por la tierra. Será quitado como fueron los profetas escogidos por sí mismos en el tiempo de Moisés: a saber, Coré, Datán, y Abiram, “Príncipes de la congregación, de los del consejo, varones de renombre”. Números 16:2. Estos y todos sus seguidores y simpatizantes
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perecieron. “Abrió la tierra su boca, y los tragó a ellos, a sus casas, a todos los hombres de Coré, y a todos sus bienes” Números 16:32.
Aquí tenemos el tipo, y el ejemplo, también mostrando que lo que fue hecho en los días de Moisés con los hombres que trataron de promoverse a sí mismos al oficio del Espíritu de Profecía, será hecho con los hombres que aspiran al mismo oficio en nuestros días. Ellos son el pueblo que difícilmente tiene probabilidad.
Así es que cualquiera que es llamado a enseñar lo que el Espíritu de Profecía les revela no debe aspirar a interpretaciones privadas, no inspiradas de las Escrituras. Si lo hacen, ellos y todos los que los siguen tendrán su recompensa al menos que se arrepientan.
Gálatas 3:1-3; 4:16 – “¡Oh gálatas insensatos! ¿quién os fascinó para no obedecer a la verdad …? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?” “¿Me he hecho, pues, vuestro enemigo, por deciros la verdad?”.
Permítame mostrarle otra vez el pueblo que está en el más grande peligro de fracasar en servir al Señor como el Espíritu dirige. Esto lo podemos ver de nuevo de los ejemplos del pasado. Puedo ir tan lejos hasta Caín y Abel. Caín fue el primogénito de Adán y de acuerdo a la regla de la Biblia, el primogénito había de ser el líder, el sacerdote. De esta experiencia sabemos que él, el líder, el ministro en la familia, fue el primero en la historia que adoró de acuerdo a sus propias interpretaciones privadas de la religión. Y por el fracaso de Abel en seguir la manera de adoración de Caín, Abel fue muerto por las propias manos de Caín.
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A continuación, los llevaré al tiempo de Abraham. Sabemos que Ismael fue el primogénito de Abraham e Isaac su segundo. Ismael, el primogénito, nacido de la carne persiguió a Isaac, que nació del Espíritu.
Luego, viniendo hasta los gemelos de Isaac, Esaú y Jacob: Esaú era el poderoso hombre del día, y el primogénito en el hogar; él era el primogénito para guiar en el servicio de Dios. Pero él, también, estaba más interesado en cazar que en la obra del Espíritu. Él puso poco valor en la obra del Espíritu que él vendió su primogenitura por un plato de potaje. A pesar de esto, todavía esperaba la bendición prometida de su padre, pero ¡la Providencia intervino! Cuando descubrió su pérdida, él, por supuesto, como Caín en lo antiguo, buscó matar a su hermano.
En el tiempo de Moisés encontramos el mismo espíritu obrando por medio de los primogénitos, porque los que eran de veinte años o mayores cuando salieron de Egipto, perecieron en el desierto, con la excepción de Caleb y Josué.
De estos ejemplos en los días de nuestros tipos, vemos que los que son primeros, y los que son poderosos, que su primogenitura en la iglesia les da el privilegio de dirigir al pueblo, están en el más grande peligro de errar o perder sus almas. Pero con semejante cuadro claro ante ellos por medio de estos ejemplos Bíblicos, esperamos que se vuelvan contra el antiguo Dragón y salgan de sus garras. Si ellos salen, verdaderamente serán considerados como valientes hombres de Dios como fueron los tres Hebreos después que salieron del horno de fuego y como Daniel después de salir del foso de los leones.
“Dejáos del hombre, cuyo aliento está en
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su nariz; porque ¿de qué es él estimado?” Isaías 2:22. La Verdad Inspirada, Hermano, Hermana, es lo único que cuenta, y solamente cuando usted mismo investiga y personalmente decide tomar su posición aunque todo el mundo la rechace y se aparte de usted. Por lo tanto no nos amontonemos más con la marea como una piedrecilla con las olas del mar. Debemos ser hombres y mujeres de aguante y estabilidad si hemos de seguir a Dios y su Verdad.
Ahora hemos visto claramente que los que tomaron tal posición como la Verdad presenta aquí, fueron los héroes de Dios en el pasado, y tales deben ser sus héroes de hoy, aunque sean perseguidos, burlados, y arrojados como lo fueron los que fueron antes de ellos.
La victoria sobre cada fracaso puede ser ganada por la visión divina, la interpretación divina, la fe divina. Vemos que estos tres son inseparables y solamente estos tres guía a Cristo y a la vida eterna. Esto es verdadero, la justicia de Cristo, no empañada con el oropel de los hombres.
Por supuesto, tendrá que enfrentar la oposición, pero así lo hizo el Señor mismo. ¿Es usted más grande que él? De cualquier manera, hay una cosa que los enemigos de la Verdad no pueden hacer, y eso es, ellos no pueden ganar un argumento contra la Verdad, que sólo den algo tan bueno. Su único propósito es quitarle la perla de gran precio. Y su único propósito por lo tanto debiera ser mantenerla aunque usted tenga que perder todo lo demás si intenta prevenir el pueblo que difícilmente tiene una posibilidad y ganar en la carrera con los Justos. Visión Divina, intérprete lleno del Espíritu, y una fe que no falla, es lo que todos necesitamos tener, no sea que todos perezcamos.
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