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Llamadas Oportunas

La Única Paz de Mente

Vol. 2                                                                          N0. 27, 28

 

CRÓNICAMENTE ENFERMO CON MUCHO CONOCIMIENTO Y MUY POCA COMPRENSIÓN

 

EL ESPÍRITU QUE ORIGINÓ EL MAL Y SU MANIFESTACIÓN HOY


 

 

 

MEDITACIÓN PARA LA ORACIÓN DE APERTURA

El Oidor que se Asemeja al Buen Terreno

 

Leeré de Palabras de Vida del Gran Maestro, comenzando en el segundo párrafo de la página 40.

 

“La palabra de Dios choca a menudo con rasgos de carácter hereditarios y cultivados del hombre y con sus hábitos de vida, pero el oidor que se asemeja al buen terreno, al recibir la palabra, acepta todas sus condiciones y requisitos … Y da fruto ‘en paciencia’. Nadie que reciba la palabra de Dios quedará libre de dificultades y pruebas; pero cuando se presenta la aflicción, el verdadero cristiano no se inquieta, no pierde la confianza ni se desalienta. Aunque no podamos ver los resultados finales, ni podamos discernir el propósito de las providencias de Dios, no hemos de desechar nuestra confianza. Recordando las tiernas misericordias del Señor, debemos descargar en él nuestra inquietud y esperar con paciencia su salvación.

 

“La vida espiritual se fortalece con el conflicto. Las pruebas, cuando se las sobrelleva bien, desarrollan la firmeza de carácter y las preciosas gracias espirituales. El fruto perfecto de la fe, la mansedumbre y el amor, a menudo maduran mejor entre las nubes tormentosas y la oscuridad”.

 

Pidamos que nuestra percepción espiritual sea vivificada para que más fácilmente entendamos los procedimientos de Dios en respuesta a nuestras oraciones; que por medio del conflicto la vida espiritual se fortalece; que no perdamos nuestra confianza cuando surgen las aflicciones, sino que como Pablo nos regocijemos de haber sido tenidos por dignos para sufrir en paciencia.

 

Copyright, 1954

Todos los derechos reservados

V.T. HOUTEFF

 

Vol. 2, N° 27                                                                                                                                                                                              2


 

CRÓNICAMENTE ENFERMO CON MUCHO CONOCIMIENTO Y MUY POCA COMPRENSIÓN

 

TEXTO DE LA ALOCUCIÓN POR V. T. HOUTEFF

MINISTRO DE LOS D. ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA

EL SÁBADO, 14 DE FEBRERO DE 1948

CAPILLA DEL MONTE CARMELO

WACO, TEXAS

 

Para ilustrar el tema de nuestro estudio esta tarde, tomemos por ejemplo el libro que la Denominación ha puesto en Daniel y El Apocalipsis, los dos libros mas inapreciados de la Biblia. El libro que tengo en mente originalmente fue titulado Pensamientos acerca de Daniel y el Apocalipsis.

 

Está escrito de manera ilustrada, y tan convincentes son sus contenidos que miles de copias han sido vendidas por todo el mundo en un número de lenguajes. Alguien que pueda escribir un libro como éste, evidentemente tiene gran conocimiento. Debemos, de cualquier manera, examinar para ver cuanto entendimiento hay en los libros mismos de Daniel y del Apocalipsis.

 

Tomemos por ejemplo Apocalipsis capítulo 12, donde habla de la mujer coronada con una corona de doce estrellas. La Denominación en el libro que mencioné explica que esta mujer es un símbolo de la iglesia Cristiana, que vestida del sol es el Evangelio de Cristo, y el público parece tomarlo muy sutilmente.

 

Pero si se le preguntara a los hermanos: “¿Cómo puede ser la mujer un símbolo de la iglesia Cristiana, y al mismo tiempo ser la

 

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madre de Cristo?” ellos tendrían un tiempo contestando, porque Cristo mismo trajo a existencia la iglesia Cristiana 30 o más años después que nació. Por consiguiente ella no puede ser su madre.

 

Y si se les pregunta, “¿Cómo puede la mujer vestida del sol simbolizar la iglesia Cristiana vestida con el Evangelio de Cristo, como ustedes afirman?” tendrían un tiempo difícil para contestar porque ella estaba vestida con el sol antes que Cristo naciera, y aún antes que el Evangelio viniera a la existencia.

 

Si se les hiciera estas preguntas a los hermanos, estoy seguro que llegarían a estar profundamente confundidos al tratar de responder. Pero por el hecho que nadie hace estas preguntas, muestra que hay totalmente muy poca comprensión en todo el Cristianismo.

 

De nuevo usted no puede negar el hecho que la Denominación ha hecho una exposición muy erudita de Las Siete Trompetas, de labranza por medio de semejante simbolismo enredado, impulsando sus explicaciones de ellas con comentarios e historias y haciendo al pueblo tomarlas tan sutilmente como lo hacen. Por sus métodos eruditos, ellos sostienen que las langostas que salieron tan pronto como la Estrella Celestial abrió “el pozo del abismo” al tocar la quinta trompeta (Apocalipsis 9:1-3), son símbolo de los ejércitos de los Mahometanos. Ellos hacen esto no obstante que las langostas no habrían de matar a nadie, sino solamente que atormentasen a los que no tenían el sello de Dios en sus frentes, mientras los Mahometanos mataban a todo el que se parara en contra de ellos, especialmente a los Cristianos, los que tenían el sello.

 

Además los hermanos explican que los 200.000.000 de caballos y jinetes que habrían de matar

 

 

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una tercera parte de los hombres (Apocalipsis 9:18), son símbolo de un calvario Mahometano, aunque los Mahometanos nunca tuvieron semejante calvario tan grande en toda su existencia.

 

Además, Juan el Revelador claramente dice que las colas de los caballos eran semejantes a serpientes, y sus cabezas las cabezas de leones que arrojaban fuego, humo y azufre. Contrario a estos hechos, los hermanos dicen que los caballos eran caballos Árabes comunes, que los Turcos armados con pistolas los montaban, que Juan fracasó en detectar que el fuego, humo y azufre venían de las pistolas, no de las bocas de los caballos.

 

Yo digo que pervertir así las Escrituras y todavía hacer que el pueblo crea que así está desarrollando la Verdad, debe tener gran habilidad, pero muy poca comprensión del hecho que si Juan fuese dejado a hablar disparates en esta parte de su visión, él podría haber sido dejado a hablar disparates en todo el Apocalipsis, y que alguien que expresa así su opinión de las Escrituras no está edificando, sino desbaratando la fe en todos los profetas, causando que uno diga que si las Escrituras son así de imperfectas como las hacen aparecer, entonces ¿para qué son buenas? ¿Y cómo podemos encontrar la Verdad y ser salvos por ella, porque si los profetas mismos no pueden decir los hechos, entonces como alguien de nosotros puede hacerlo miles de años después de su tiempo?

 

Puesto que los hermanos no han sido capaces de ver esto, y puesto que nadie que ha estudiado sus exposiciones tampoco ha sido capaz, entonces ¿no les parece que aunque hay mucho conocimiento por todas partes, hay muy poco entendimiento por doquiera?

 

 

 

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Abordando una situación similar a esta, Pablo declara:

 

1ª Corintios 3:1 – “De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo”.

 

Aquí Pablo censura los que cuyo conocimiento parece ser grande, pero su entendimiento embotado, los que no tenían un avance espiritual proporcionado con el tiempo, los que no podían apegarse estrictamente a lo que la Palabra dice, no estaban desarrollados a la plenitud de Cristianos. El fue, por consiguiente urgido a decir:

 

1ª Corintios 3:2 – “Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía”.

 

Pablo estaba chasqueado con el progreso que habían hecho los Corintios: ellos todavía eran incapaces de tomar alimento fuerte. Concretamente hablando, el dice

 

1ª Corintios 3:3, 4 – “Porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres? Porque diciendo el uno: Yo ciertamente soy de Pablo; y el otro: Yo soy de Apolos, ¿no sois carnales?”

 

Tomando partidos, algunos para Pablo y algunos para Apolos, en realidad ellos estaban aceptando lo que Dios había enviado por medio de un mensajero, y rechazando lo que él había enviado por medio del otro mensajero. Esto lo veremos aún más vívidamente en los versículos que siguen:

 

1ª Corintios 3:5-7 – “¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído; y eso según

 

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lo que a cada uno concedió el Señor. Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento”.

 

Dios es todo, y los hombres de su elección son sólo sus portavoces.

 

1ª Corintios 3:8, 9 – “Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor. Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios”.

 

Esto de escoger partidos estaba arruinando a los Cristianos en los días de Pablo, y los está arruinando en nuestros días; eso es, el pueblo está poniendo sus afectos en los hombres que les traen el conocimiento del Evangelio en lugar de ponerlos en el que les envía el Evangelio. Y peor que esto es el hecho que multitudes están poniendo sus afectos aún en hombres que no tienen una chispa de Inspiración, hombres que no son enviados por Dios, pero que están corriendo sueltos de su propio acuerdo.

 

1ª Corintios 3:10 – “Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica”.

 

La vida Cristiana es, como si fuera, un edificio bajo construcción. Un mensajero de Dios echa el fundamento, y otro edifica encima. Así a ningún mensajero se la da todo el material con que construir.

 

Por consiguiente, si alguien escogiera dar atención a este o aquel mensajero en vez de a

 

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Dios y a todos sus siervos que él mismo les envía uno después del otro, uno ciertamente será dejado con insuficiente material para construir, y consecuentemente sin el conocimiento que necesita tener a la venida del Señor.

 

1ª Corintios 3:11-18 – “Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego. ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es. Nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo, hágase ignorante, para que llegue a ser sabio”.

 

Aquí se nos dice que las teorías – madera, heno, hojarasca – traídas por hombres que Dios no ha enviado, no inspirado, tales como a las que llamé su atención al principio, teorías que parecen surgir de un gran almacén de conocimiento, pero que están desprovistas del Espíritu, son como ya vimos basura en la que el fuego de Dios prospera y las almas de los hombres perecen.

 

Y de nuevo se nos dice que la sabiduría mundana es necedad con Dios, y que si deseamos que nuestra estructura de Verdad resista la tormenta, necesitamos arrojar la basura y tomar todo el

 

 

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material enviado por Dios para continuar edificando.

 

1ª Corintios 3:19, 20 – “Porque la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios; pues escrito está: El que prende a los sabios en la astucia de ellos. Y otra vez: El Señor conoce los pensamientos de los sabios, que son vanos”.

 

Puesto que la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios, es mejor si no tenemos nada que ver con ella, y dejar de tomar partidos – uno por Lutero, otro por Wesley, aún otro por Campbell, o White – pero es mejor si estamos con el Señor, y aceptamos todas las Verdades de todos sus siervos que el elige enviar. De otro modo cuando lleguemos a la puerta él tendrá que decirnos, “Apartaos de Mi, nunca os conocí”.

 

1ª Corintios 3:21, 22 – “Así que, ninguno se gloríe en los hombres; porque todo es vuestro: sea Pablo, sea Apolos, sea Cefas, sea el mundo, sea la vida, sea la muerte, sea lo presente, sea lo por venir, todo es vuestro”.

 

Gloriarse en el hombre, sea en él, yo o en otro, es engañarse a sí mismo de todo. Tomemos por ejemplo a los Judíos: Ellos estaban determinados a “ser de Moisés”, y como lo vieron, aceptar los profetas, o aún a Cristo, para ellos significaba desistir de Moisés. Como resultado, en lugar de que todas las cosas fueran de ellos, lo perdieron todo, aún Moisés, ¿y dónde están ellos hoy? La madera, heno, y hojarasca que apilaron sobre la estructura de Verdad después que Moisés los dejó, ha sido arrastrada por el Fuego de la Verdad, el Espíritu Santo.

 

El único modo seguro de edificar es con la Verdad enviada del trono de Dios. Así es como

 

 

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Moisés, los profetas, y los apóstoles edificaron, y así es como nosotros debemos edificar. Moisés, por ejemplo, fundó su estructura de Verdad en la roca sólida de la creación, el Génesis, en la obra de Aquel que creó los mundos (Hebreos 1:1). Los profetas después de él, también los apóstoles, continuaron edificando en el mismo fundamento, no en las teorías de los sacerdotes y rabinos, los así llamados educadores religiosos de ese día. Y esa es la razón porque su estructura de Verdad está hoy mas firme que nunca antes.

 

El conocimiento, vemos, desprovisto de entendimiento Divino es tan devastador para el alma como el fuego suelto en una casa que está construida de madera y heno. Por lo tanto no seamos más electores de partidos, sino vengamos a la mesa que Dios ha tendido tan abundantemente con alimento espiritual, y a la fiesta cabal imparcialmente y libre de prejuicio, refresquemos nuestras almas y fortalezcamos nuestros fundamentos con buen entendimiento para que podamos permanecer contra el mal crónico del conocimiento mundano; que venzamos la tentación en la fuerza del Todopoderoso, y se nos permita tener una parte en proclamar el mensaje cuando se intensifique en el Fuerte Pregón.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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EL VIENE PRONTO

 

Lejos, sobre las montañas, cansadas ha sido

Separada y esparcida la manada;

Oscuro es el camino desierto y triste;

Penosas pruebas han llevado,

Ahora el llamado para reunirlas se está escuchando,

Solemne es esta voz de advertencia;

Unidad, fe y amor abundan

Ofrece a la pequeña manada regocijo.

 

Ahora están buscando la luz de la verdad,

Avanzan buscando huellas; guardan todos los

Diez mandamientos, ellos son santos, justos y verdaderos.

Ellos se alimentan de las Palabras de Vida,

Precioso a su paladar, dulce;

Oyen todos los preceptos de su maestro,

Se postran humildemente a Sus pies.

 

En aquel mundo de luz y belleza, en aquella ciudad

De oro puro, pronto por las puertas de perlas ellos entrarán

Y de toda esta gloria participarán

Allí las divinas almas se espacian, libres de pecado,

La pena y la muerte; el llanto nunca empañará

Aquellas mansiones donde los santos inmortales reinan.

 

¡El viene pronto¡ desciendo con las nubes; todos sus santos,

sepultados, se levantan; los redimidos en antifona combinación,

aclaman su victoria de liberación,

¡Oh cuán esperada es tu aparición¡

Ven oh Salvador, ven pronto,

¡Bendita esperanza, nuestros espíritus alentados,

toma tus hijos redimidos al hogar¡

 

                                                                            – Annie R. Smith.

 

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EL ESPÍRITU QUE ORIGINÓ EL MAL Y SU MANIFESTACIÓN HOY

 

TEXTO DE LA ALOCUCIÓN POR V. T. HOUTEFF

MINISTRO DE LOS D. ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA

EL SÁBADO, 21 DE FEBRERO DE 1948

CAPILLA DEL MONTE CARMELO

WACO, TEXAS

 

Nuestro texto se encuentra en Isaías, capítulo 2, versículo 22.

 

Isaías 2:22 – “Dejaos del hombre, cuyo aliento está en su nariz; porque ¿de qué es él estimado?”

 

En este versículo de la Escritura Dios recomienda que nos dejemos del hombre. Y la razón que se da es que el hálito del hombre está en su nariz; porque sin hálito él es sólo una masa de barro, y por lo tanto sin valor. Él no es Dios.

 

La súplica no habría sido hecha si el pueblo no estuviera poniendo su confianza en el hombre en lugar de Dios para su salvación; esto es, en lugar de hacer lo que los nobles Bereanos hicieron, estudiar para saber si “estas cosas eran así”, el pueblo de Dios está dando atención a lo que otros piensan o dicen. Ellos están haciendo hoy lo que cientos de miles estaban haciendo en los días de Jesús; confiando en las opiniones de sus instruidos sacerdotes, escribas y rabinos. Al dar los Judíos atención a los rumores en lugar de ocuparse en la investigación personal y de su propia experiencia con la fuente de verdad es, por consiguiente, la mismísima

 

 

 

 

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cosa que crucificó al Señor.

 

¿Y dónde supone que se originó semejante confianza en el hombre? – Con frecuencia pensamos que ese mal se originó con Eva cuando comió el fruto prohibido. Pero el hecho es que ese mal ya existía antes que Eva vino en contacto con él. Leamos del profeta Isaías:

 

“¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo” Isaías 14:12-15.

 

Entendemos que el nombre de Satanás antes que pecara era Lucifer, y que él pecó antes que Eva pecara, que él estaba personificado en la serpiente que engañó a Eva. Por lo tanto consideraremos el pecado en el cielo antes de considerar el pecado en la tierra.

 

Satanás, se nos dice, no era el único pecador en el Cielo, porque con él fue arrojada del cielo una tercera parte de la hueste angélica (Apocalipsis 12:4). Estos fueron arrojados del Cielo porque dieron atención a las palabras de Lucifer, a un hombre en el Cielo, en lugar de dar atención a la palabra del Señor. Esta fue la caída de los ángeles. Lucifer mismo cayó cuando aspiró ser como Dios.

 

Estos dos pecados – confiar en el hombre, y desear exaltar el yo todavía son los principales elementos de pecado

 

 

 

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aquí en la tierra ahora. Este fue el tropiezo de Eva y para muchos aún hoy esto es todavía el tropiezo. No, no solamente el apetito fue la causa de la caída de Eva. La serpiente no dijo, “Debes comer de esta fruta porque es maravillosa, más deliciosa que cualquier otra fruta en el jardín de Dios”. Sino que dijo: “Sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal”. Génesis 3:5.

 

La fruta, por supuesto, le atrajo a ella, pero ella fue tentada por la idea de tener la oportunidad de ser exaltada al trono de Dios, de ser exaltada a la misma posición a la cual Lucifer mismo aspiró. Lucifer debe haber creído honestamente que él sería como Dios si los ángeles en el Cielo y los hombres en la tierra tomaran órdenes sólo de él.

 

Y así vemos que el Diablo engañó a Eva en el mismo terreno que se engañó a sí mismo y a sus ángeles, la única diferencia es que él hizo que Eva comiera del fruto que él mismo y sus ángeles no comerían. Consecuentemente, Eva pecó contra su ser físico, también, llevando a éste, algo que no fue creado para comer, y por consiguiente murió. Pero Satanás y su ángeles todavía viven.

 

Este mismo tropiezo, el deseo de exaltar el yo, ha predominado por todas las edades, y predomina hoy. No, no estoy haciendo declaraciones imprudentes y vacías. Tengo los hechos para respaldar mis palabras. Por ejemplo, en los días del Movimiento del Éxodo, estaban Coré, Datán, y Abiram que aspiraban al oficio de Moisés y Aarón como Lucifer aspiró al trono de Dios, los más altos oficios que pudieran haber codiciado.

 

 

 

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¿Y no cayó Lucifer por querer estar por encima de todos los otros por nada más que exaltar el yo? ¿Y no fue verdad lo mismo la caída de Coré, Datán y Abiram?

 

Hoy vemos lo mismo clamando por posición aún en nuestras propias iglesias. Los oficios de los Ancianos de la Iglesia, el Superintendente de la Escuela Sabática, Secretarias, Pianistas, y otros oficios semejantes de la iglesia, recordemos que, no tienen compensación monetaria. Pero a pesar de esto, cada año en la mayoría de las iglesias, en la medida que yo he podido observar, hay un clamor y una riña de hombres y mujeres por uno o más de estos oficios. Puesto que no hay remuneración monetaria por tales servicios, ¿entonces cuál es la bulla sino meramente por exaltación propia, sino por el propósito de ser visto como alguien?

 

Vemos, entonces, que el mismo clamor por autopromoción que existió con Lucifer, con Eva, con otros a través de las edades, existe hoy. Mi declaración, vemos, es respaldada por hechos actuales. Además, si tal es el caso con los que no reciben consideración monetaria por sus servicios, ¿entonces cómo sería el caso con los que son bien pagados? Puede contestar esta pregunta por sí mismo a su propia satisfacción.

 

Claramente, uno que aspira una posición simplemente por exaltación propia, especialmente cuando semejante oficio aguanta responsabilidades religiosas como lo hace un oficio en la iglesia, al tal no se le debería ni siquiera dar consideración. Y si ya tiene un puesto de responsabilidad, debería ser relevado de ella, porque semejantes lideres altivos están ciegos espiritualmente, y atraen multitudes a sí mismos como hizo Lucifer atrayendo a los ángeles a sí mismo y a la condenación.

 

 

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Además, esta clase de lideres, matan a Cristo y viven a sí mismos, por regla les encanta hacer ostentación, y aún exagerar sus hazañas religiosas. Por lo tanto los tales deben ser tildados como buscadores de discípulo inspirados por Satanás. Esta clase de hombres naturalmente son inteligentes. Se las arreglan para ganar la confianza del pueblo por el mismo método con que los sacerdotes y rabinos en el tiempo de Jesús engañaron a la nación: Oraban donde podían ser vistos; demudaban sus rostros para parecer que estaban ayunando; lo hicieron su negocio para divulgar a lo lejos y a lo ancho cualquier bien que hacían; eran peritos para hacerse parecer muy religiosos, piadosos, filantrópicos y justos.

 

Multitudes son todavía cautivados por semejantes así llamados hombres buenos, y multitudes incuestionablemente acepan sus decisiones como si fueran las decisiones de Dios. Contra los tales, recuerde que la Inspiración amonesta: “Dejaos del hombre, cuyo aliento está en su nariz; porque ¿de qué es él estimado?” Isaías 2:22.

 

Para que estos adoradores de hombres sean vistos aún más realísticamente, permítame decirle algo: Miles nos han aconsejado retractarnos si el Presidente de la Conferencia General no ve luz en nuestras enseñanzas, si él no ve luz en nuestro reavivamiento y reforma entre el pueblo de Dios. ¡Ellos parecen tan sinceros en esto como fueron los Judíos que confidencialmente tomaron partidos contra Jesús haciendo las decisiones del sumo sacerdote sus propias decisiones!

 

Su deseo de que nosotros nos retractemos “si el presidente no ve luz”, muestra que están copiando a los antiguos Judíos, en vez de mirar la cuestión por sí mismos, con confianza en el Espíritu

 

 

 

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de Dios para mostrarles personalmente lo que es Verdad; ellos tienen confianza absoluta en el hombre, ¿en cuál hombre? ¡“el presidente” les dice!

 

¿No estaba este mismo espíritu en los corazones de los hombres que rechazaron y crucificaron al Señor? Obviamente esta clase de personas no es guiada por la Verdad, sino por hombres de posición. Los tales nunca preguntan, “¿es esto Verdad?” sino “¿Quién la apoya?” y si no viene del canal a través del cual ellos quisieran que viniera, entonces, por supuesto, la Verdad es rechazada.

 

Nunca se detienen a pensar que Dios no está tomando órdenes de ellos; que ellos no están escogiendo los siervos de Dios por él, y que el presidente de la Conferencia General fue elegido por hombres, no por su autoridad en las Escrituras, sino por su habilidad para ordenar; que la Verdad nunca se ha originado aún por medio de él, que cualquiera verdad Bíblica que él ha aprendido es sólo la que los inspirados hombres de Dios le han enseñado. Los laicos, por lo tanto, nunca tuvieron más grande necesidad de dejarse del hombre como la que tienen este día. Y si se reforman, Dios tiene piedad de ellos.

 

Recuérdese, que ellos están haciendo esta cosa fatua solamente porque el ministerio los ha entrenado, sólo porque algunos ministros están aliados con el espíritu que estaba en Coré, Datán, y Abiram cuando ellos aspiraron a la posición de los profetas, aunque Dios no los haya comisionado como tales.

 

Entonces, también, cuando un predicador comienza a difundir sus buenas obras y logros, junto con sus experiencias religiosas; también cuando un predicador se restrega los ojos y se sopla su nariz

 

 

 

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innecesariamente mientras predica y se esfuerza por hacer que su audiencia empiece a llorar; – cuando vea estas cosas en un predicador, sepa con certeza que él está estirando la lana sobre los ojos de sus oyentes, que hay algún proposito. Yo digo, cuando vea a un predicador haciendo estas cosas, él está pretendiendo conseguir su apoyo para algo del suyo propio. ¡Mucho ojo!

 

Usted puede recorrer toda la Biblia, y yo le aseguro que no encontrará una de estas cosas practicada por alguno de los profetas. Ellos nunca pretendieron entristecer al pueblo de Dios, sino regocijarse siempre en el Señor.

 

Tomemos por ejemplo a Jesucristo. Su obra, su misión, fue más grande e importante que cualquiera antes de él o después de él. El tenía experiencia religiosa que era digna de decir, y si tal procedimiento hubiera sido beneficioso en la obra de salvación, ciertamente él hubiera tomado ventaja de esto. En lugar de predicar de sí mismo, él predicó la Verdad. El nunca trató de persuadir a alguien por hablar de sí mismo. El simplemente habló de la verdad Bíblica, y le dio a Dios el crédito, no a sí mismo. Y si alguien puede predicar arrepentimiento y amor, él pudo, pero él nunca trató de jugar con las emociones de su audiencia, nunca trató de hacerlos llorar por alguna cosa.

 

Ninguno, además, inclusive nosotros mismos, hemos jamás aceptado los escritos de los profetas en los méritos de su bondad, su educación, o su experiencia personal religiosa. Ellos no escribieron nada concerniente a sí mismos, y nada para sostener su oficio. Todos los que los habían aceptado, lo habían hecho en los méritos de sus escritos. Eso es todo. Ellos nunca trataron de

 

 

 

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ganar conversos por lo que ellos mismos eran o no eran. ¿No están teniendo ellos éxito hasta este día? ¿Y no es detrás de la Verdad de Dios que debemos estar? Los Judíos pedían señal, y los Griegos sabiduría, pero el pueblo de Dios hoy está pidiendo ambas señales y sabiduría, en vez de Verdad.

 

Por lo tanto, nunca olvidemos que el espíritu de exaltación propia originó todo el mal que vemos hoy, y que está obrando más arduo que nunca antes. No debemos dar al Dragón una oportunidad de atraparnos, y vaciarnos hasta la muerte con la “tercera parte de los ángeles” que si se asieron de su cola y no pudieron soltarse de ella. Siempre recordemos que –

 

“La altivez de los ojos del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y Jehová sólo será exaltado en aquel día”. Isaías 2:11.

 

 

 

 

 

 

 

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